La llamada de la guerra

Cuando algo funciona en el mundo del videojuego lo normal es explotarlo. Everquest es una de esas licencias que han seducido a miles de usuarios y sus creadores han puesto todos sus esfuerzos por hacerla rentable.

Después de la publicación en el año 1999 de Everquest, el primer juego de rol a través de Internet con gráficos en tres dimensiones, llegaron las respectivas ampliaciones, las adaptaciones para distintas plataformas e, incluso, una versión para teléfono móvil. Pero eso no era todo lo que perseguía Sony Online Entertainment, la empresa editora del juego; el siguiente paso fue transportar la magia de los personajes del juego de rol a un nuevo género en el que más o menos podían estar cómodos. El paso del rol a la estrategia en tiempo real no parecía muy difícil, ya que en ambos géneros siempre existe un punto del otro. En el rol una buena estrategia es la base para la victoria, y últimamente los creadores de videojuegos incorporan elementos de rol en la estrategia.

El objetivo principal era proporcionar a los estrategas una ambientación basada en el mundo de Everquest. Para ello, su guión partiría de la mítica edad perdida de Norrath. Tres bandos participan en la contienda, el Reino de las Sombras, la Alianza Elddar y la Hermandad del Alba, cada uno con sus propias características, unidades, construcciones y cinco jefes diferentes para liderarlas.

Todos los personajes, estructuras y paisajes están realizados en tres dimensiones, lo que ha provocado que los requisitos del sistema sean bastante elevados. Esto significa que, si el usuario no dispone de una máquina potente, pueda tener problemas para disfrutar convenientemente del títulos de Sony. Pese a ello, es un gran juego de estrategia que bebe de las fuentes de los grandes del género como Warcraft III.