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Los estibadores cortan la ronda con dos camiones y colapsan Barcelona

El consistorio denuncia a los manifestantes por alterar el orden público

Barcelona fue ayer, otra vez, un caos para el tráfico rodado. Una protesta de los estibadores portuarios, relacionada con un conflicto en el puerto de Gijón, colapsó durante casi dos horas las rondas y, de rebote, las principales calles de la ciudad. Los problemas se prolongaron hasta el mediodía. Los estibadores cruzaron dos camiones articulados en la Ronda Litoral, de manera que cortaron la circulación en ambos sentidos.

La policía intervino para proteger a los bomberos que retiraron los vehículos que provocaban el atasco. El consistorio barcelonés ha presentado una denuncia en comisaría por alteración del orden público.

Ayer fue Sant Medir y hubo varias cabalgatas en la ciudad. Estaban previstas y por sí solas no hubieran ocasionado serios problemas en el tráfico, pero cuando empezaron las calles ya estaban bloqueadas. La causa era una protesta de los estibadores portuarios por la mecanización de una zona del puerto de Gijón. Entienden que el proceso de automatización amenaza sus puestos de trabajo. Como método para difundir sus quejas eligieron la colocación de dos camiones articulados en la Ronda Litoral. Abandonaron uno en cada calzada, de modo que quedara bloqueada en ambos sentidos de la marcha. Eran las 7.20 horas. Y cinco minutos después toda la zona quedaba colapsada.

La Guardia Urbana intervino para bloquear los accesos, de forma que el lío no aumentara, y al mismo tiempo reclamó la presencia policial para garantizar la retirada de los obstáculos, sin oposición por parte de los dos centenares de estibadores que apoyaban la protesta con su presencia.

Una unidad del Cuerpo Nacional de Policía acudió al lugar de los hechos y negoció con los estibadores que no habría oposición a la retirada de los camiones. Los bomberos se los llevaron sobre las nueve, según fuentes policiales. "Una actuación contundente hubiera empeorado el problema y dilatado la solución", afirmó un portavoz de la Delegación del Gobierno, para quien lo de ayer fue uno más de los problemas de tráfico que cada día se viven en Barcelona.

El Ayuntamiento de Barcelona no comparte esta posición. En su opinión, lo de ayer no fue un problema de tráfico. Para empezar, la manifestación fue espontánea y no había sido comunicada a las autoridades; además, los camiones utilizados como barricada no estaban autorizados a circular fuera del puerto. La actuación de ayer, sostiene el concejal de Vía Pública, Jordi Hereu, supuso una alteración de orden público y puso en peligro a los conductores.En consonancia con la tesis de que la protesta de ayer fue más allá de lo estrictamente laboral, el Ayuntamiento de Barcelona presentó una denuncia en la comisaría de la Zona Franca contra los autores del corte de tráfico. Se busca con ello que la sanción que se les imponga no sea, meramente, una multa de tráfico. La protesta es la tercera que bloquea Barcelona en pocos días. La pasada semana fue un grupo de taxistas quienes pusieron la ciudad patas arriba, el mismo grupo que ya había colapsado el centro de la ciudad hace unos meses.

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Poco después de que se produjera el corte de la Ronda Litoral, las colas alcanzaron hasta cinco kilómetros en dirección al Besòs, prolongándose desde el punto del bloqueo, en la Zona Franca a la altura de Can Tunis, hasta el nudo del Llobregat; por el otro lado, la cola superó los 12 kilómetros y llegó hasta la confluencia de la ronda con la Gran Via y Sant Adrià.

La actuación de la Guardia Urbana permitió que una vez retirados los vehículos el atasco fuera decreciendo, pero no pudo evitar que el colapso se extendiera a las principales vías de la ciudad: Gran Via y Aragó, la montaña de Montjuïc, el Paral.lel y la zona de la Vila Olímpica. En estos puntos el tráfico empezó a recuperarse sobre las diez de la mañana, pero el centro de la ciudad siguió con graves problemas hasta el mediodía.

"Si la gente tiene que manifestarse, que lo haga, pero en un lugar adecuado", opina Antoni Torrents, comerciante y miembro de la sociedad Amigos del Paseo de Gràcia, una de las zonas comerciales que más acusan este tipo de protestas. Torrents califica este tipo de manifestaciones de "nefastas" para el comercio. "Perjudican a mucha gente. A los comerciantes, porque una tienda, si pierde un día, nunca lo recupera. Pero también a los ciudadanos, que tienen serias dificultades para moverse por el centro de la ciudad".

Torrents expresó ayer su satisfacción por la contundencia de Jordi Hereu al condenar los hechos de los estibadores.

Hereu cree que los hechos de ayer, como los de los taxistas hace unos días, son "una grave irresponsabilidad" y exigió a la policía y a la Delegación del Gobierno que tomen cartas en el asunto. La denuncia presentada en comisaría va en ese sentido. Se trata de que la policía abra una investigación, precise qué tipo de delito cometieron los manifestantes y lleve los hechos a los juzgados para que el juez proceda. "No podemos permitir que algunos ciudadanos confundan el legítimo derecho a manifestarse con la ocupación sistemática y desproporcionada de la vía pública", afirmó el concejal de Vía Pública.

Comunidado

Los estibadores difundieron un comunicado en el que sostienen que no han tenido más remedio que recurrir a este tipo de acción para hacer públicos sus problemas y acusan a los socialistas, que gobiernan en Asturias, de ser los responsables últimos de la falta de diálogo. No es una cuestión menor: fuentes del PSC creen que la pasividad de la Delegación del Gobierno se debe, precisamente, a que la protesta se dirige contra los socialistas.

El consejero de Política Territorial, Joaquim Nadal, de quien depende la gestión de los puertos catalanes, aseguró ayer que había tenido contactos con los estibadores, pese a que el problema se plantea en el puerto de Gijón y a que éstos saben bien "que desde Cataluña no se puede hacer nada para resolver el asunto". Nadal precisó que su intervención se debía a que el Gobierno tripartito pretende mantener buenas relaciones con todos los integrantes del Puerto de Barcelona, aunque no quiere ni puede, dijo, "entrometerse en las causas que originan el conflicto del puerto de Gijón".

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