Todos os libros do Presidente Raxoi
Tenemos aprendido que las actitudes sociales se configuran en relación con las expectativas. Aquí y ahora, en buena proporción, las encuestas señalan que Mariano Rajoy pudiera llegar a ser, con o sin la mayoría absoluta de su partido, el próximo presidente del Gobierno. Por eso, cunde la tendencia también entre los del gremio de los medios de comunicación de evitar en cuanto dicen o escriben todo aquello que pudiera dejarles descolocados durante los próximos cuatro años. Pero quien acepta encabezar la candidatura a las elecciones generales sabe de antemano que será sometido a cuidadoso escrutinio y que ese proceder ejercitado con nobleza en absoluto entraña merma de consideración.
Ahí está el ejemplo de Estados Unidos donde en días atrás George W. Bush ha debido enseñar su palmarés en la Guardia Nacional en cuyas filas se emboscó, recomendado, para ahorrarse así la guerra de Vietnam en la que su contrincante John F. Kerry, de inmejorable familia bostoniana, se arriesgó peleando con bravura como teniente de la Marina. Aquí, sin embargo, el público sigue sin ser informado de cómo se libró de cumplir esa obligación Aznar, ni tampoco conoce ahora, cuando está de nuevo convocado a las urnas, qué servicio militar prestaron, si lo prestaron, los actuales candidatos -Rajoy, Zapatero o Llamazares-, o qué causas alegaron, si las alegaron, para eximirse del mismo cuando aún estaba vigente su obligatoriedad.
Pero dejemos el caqui y vayamos a la cuestión que nos ocupa. La pista viene de un buen amigo periodista que conocí a través de Francisco Cerecedo, del que sólo mencionaré sus iniciales GLdT, que me envía el número 256 de la revista A Nosa Terra donde se glosan bajo el título Todos os libros do Presidente Raxoi dos interesantes artículos del ahora candidato del PP a la presidencia del Gobierno publicados en El Faro de Vigo. El primero "Igualdad Humana y Modelos de Sociedad" está fechado el 3 de marzo de 1983, cuando el firmante era diputado de Alianza Popular en el Parlamento Autónomo de Galicia, concejal del Ayuntamiento de Pontevedra y miembro de la Diputación Provincial. El segundo apareció en el mismo diario el 7 de julio de 1984, siendo ya Rajoy presidente de la Diputación y se llamaba "La Envidia Igualitaria". Mariano Rajoy tenía entonces 28 años, se había licenciado en Derecho por la Universidad de Santiago de Compostela y había ganado la oposición de Registrador de la Propiedad.
En su primer trabajo arremetía contra lo que llamaba "el tópico de la igualdad humana", que identificaba con la prédica del "modelo socialista votado mayoritariamente en nuestra patria". Rajoy parecía indignado porque "en nombre de la igualdad humana se aprueben cualesquiera normas y sobre las más diversas materias y no se atienda a criterios de eficacia (...), que sólo importe la igualdad (...), salvoconducto que todo lo permite hacer". Nuestro autor suscribía los argumentos expuestos por Luis Moure Mariño en La desigualdad humana, aparecido en febrero de ese mismo año. Luego Rajoy se remontaba a Pericles, cuando el reparto de títulos de esclavitud o de nobleza no se fundamentaba en pruebas científicas y por eso celebraba que "estos conocimientos que el hombre tenía intuitivamente -era un hecho objetivo que los hijos de buena estirpe superaban a los demás- hubieran sido confirmados más adelante por las leyes de Mendel". Rajoy situaba el comienzo de la desigualdad en el momento de la fecundación. Por eso aseguraba que "el hombre en cierta manera nace predestinado para lo que habrá de ser".
En el segundo artículo Rajoy elogiaba otro libro, esta vez de Gonzalo Fernández de la Mora, La envidia igualitaria. A partir de ahí, se aplicaba a impugnar la igualdad biológica, la social, la del poder político, la de la autoridad, la del premio o la de oportunidades y remataba afirmando que "nadie tiene la misma oportunidad mental, ni histórica, ni nacional". Pero han pasado veinte años y ahora, si alcanzara la presidencia del Gobierno, Rajoy es seguro que sostendría con el mismo convencimiento el principio de la igualdad de oportunidades. Mientras, para atenuar el efecto de tan sesgadas lecturas juveniles, debería contrastarlas, por ejemplo, con El gobierno de la fortuna de Juan Antonio Rivera.
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