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Reportaje:

Los poderes ocultos del muelle

El bloqueo de mercancías saca a la superficie la lucha soterrada por el control del transporte en el Puerto de Bilbao

El Puerto de Bilbao es el reino del hormigón, pero la ley que impera en su interior es más parecida a la de la selva que a la que rige fuera de sus muelles. La lucha desatada por el control absoluto del transporte por carretera de sus mercancías entre los grupos que lo han dirigido de un modo anómalo durante los últimos diez años ha desembocado en una huelga no menos atípica. La disputa tiene paralizada desde el pasado día 20 la entrada y salida de cargas y amenaza, de prolongarse, con afectar gravemente a la actividad de numerosas empresas, sin que la Autoridad Portuaria ni el Departamento de Transportes se decidan a atajar las causas profundas del conflicto. ¿"Que cúal es el problema? El absoluto dominio que este grupo ha establecido en el transporte de mercancías y contenedores, imponiendo sus tarifas, repartiéndose las cargas al margen de la voluntad de las empresas consignatarias y creando un numerus clausus para trabajar en el Puerto", resume el responsable de una agencia marítima.

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De este régimen de funcionamiento, que otras empresas que lo sufren califican llanamente de "mafioso", se le responsabiliza a Sintrabi, el poderoso sindicato de transportistas autónomos de Vizcaya, que lo puso en marcha en 1994 tras cerrar durante veinte días el Puerto. Sin embargo, dicen los afectados, el control efectivo de la distribución de las cargas, en principio abierto a todos los transportistas que consiguieron plaza o número para entrar y salir en los muelles, ha pasado de ese organismo asambleario a los responsables de una decena de empresas; más precisamente, a las tras más potentes, Transportes C. B., Bidentrans y Transmeta, surgidas de la asociación de varios autónomos, y la cooperativa Cecotransbiz, que agrupa en el puerto a 176 camiones.

El origen de este último conflicto, que ha vuelto a sacar a la luz las prácticas irregulares de este sector en el Puerto de Bilbao, ha sido, según las fuentes consultadas el intento de las tres primeras por desplazar a la cooperativa. Y el detonante, el intento de una agencia marítima, Algeposa, de saltarse el esquema impositivo existente. Al hacerse cargo de una línea de contenedores que ya operaba Transmeta, esta agencia decidió asignar el transporte a Cecotransbiz. Su decisión fue contestada el pasado día 20 con el bloqueo de la terminal de contenedores por camiones de Transmeta, lo que dio lugar a una respuesta similar de varios socios de Cecotransbiz.

La posterior intervención de la Ertzaintza ha sido invocada confusamente por los dirigentes de Sintrabi, vinculados esas empresas, como motivo para la paralización de todo el transporte portuario de mercancias, en el que trabajan más de 1.500 camiones, y para exigir una reunión con el Gobierno vasco para plantear las reivindicaciones genéricas de los autónomos.

Las empresas navieras y consignarias contemplan con inquietud el conflicto y también con la tímida esperanza de que ayude a poner fin a un estado de cosas, que, afirman, "no tiene parangón en toda Europa". Las prácticas restrictivas de la competencia, tanto en tarifas como en la exclusión de todo transportista que no pertenezca a ese sistema cerrado -a diferencia de otros puertos, los camioneros foráneos que llevan mercancía a Bilbao no pueden coger carga de regreso-, ya fueron objeto de una dura penalización hace dos años por parte del Tribunal de Defensa de la Competencia. Pero han continuado, al igual que los castigos intimidatorios a las agencias marítimas díscolas paralizando la carga o descarga de un buque.

"Esta situación está perjudicando gravemente las posibilidades de crecimiento del Puerto de Bilbao. El tráfico de contenedores está aumentando un 8% anual en todos los sitios menos aquí, porque el servicio que se da es caro y malo. Pero el Gobierno vasco prefiere mirar a otro lado con tal de que no le creen problemas", se queja el gerente de una consignataria.

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