El uso de los medicamentos

El reportaje Alarma por el mal uso de los medicamentos (EL PAÍS, 17-2-2004) extiende irresponsablemente a todo el Sistema Nacional de Salud los resultados de un trabajo hecho en un hospital de una zona de una localidad y cuya solvencia científica sólo aparece avalada por las declaraciones de los propios autores y allegados. Con tan débil base, es un engaño afirmar en titulares que en el Sistema "una de cada tres urgencias hospitalarias se debe a problemas con los fármacos", que dichos "problemas cuestan 16.000 millones de euros" y que "estamos asistiendo a un serio problema de salud pública".

El referido trabajo hospitalario es, por lo que se ve, uno más de los muchos que, desde hace décadas, pretenden crear una necesidad artificial de la innecesaria atención farmacéutica (o intrusión absurda del farmacéutico en la práctica clínica) y que son desacreditados por: a) la irremediable inseguridad de los datos básicos, pues muy a menudo es imposible discernir si un efecto adverso en el paciente es consecuencia del desarrollo de la enfermedad o del tratamiento medicamentoso. "La United States Accounting Office, en un muy claro análisis, advierte que la magnitud del riesgo para la salud pública es incierta a causa de las limitaciones de los datos de incidencia" (R. Ferner, Drug Information Journal, 35.633-8, 2001); y b) la indiferencia de los financiadores: ni nuestro Sistema, ni ningún sistema sanitario público del mundo, ni ninguna aseguradora privada, todos ellos siempre apurados por la necesidad de eficiencia y el afán de beneficios, muestra inquietud ni aún simple interés por los problemas con los fármacos, clara prueba de que es muy inferior al que tan a la ligera se calcula.