Aves en la clínica
Dos crías de cisne negro nacidas en cautividad mueren tras ser trasladadas al parque de El Capricho
No corren buenos tiempos para la fauna del parque del Retiro. Las tres parejas de ardillas que fueron soltadas en sus praderas bajo el mandato del alcalde Juan Barranco, en 1986, se convirtieron años después en un pequeño ejército de 150 ejemplares para sufrir, ahora, una inquietante merma. Hoy apenas son un par de decenas. Así lo denuncian organizaciones sindicales de empleados municipales del parque. El jardín madrileño, de 116,84 hectáreas de extensión, recibe semanalmente medio millón de visitantes y sus 15.000 árboles y 8.000 arbustos sirven de paraje y refugio a decenas de miles de pájaros, sobre todo gorriones, palomas, urracas y mirlos. En su veintena de estanques residen varios miles de aves acuáticas.
Federico Sepúlveda, director conservador de Patrimonio Verde, subraya los esfuerzos que su departamento despliega para mejorar los cuidados de la fauna del gran parque histórico madrileño. Sin embargo, las medidas anunciadas para proteger la avifauna del parque encuentran críticas entre los jardineros municipales, sus tradicionales cuidadores, que destacan como dañinas muchas de las prácticas puestas en marcha.
El episodio más infortunado se produjo en el pequeño lago situado frente al palacio de Cristal, en el que luce un surtidor en su centro. Tras una incubación invernal costosa, la hembra de una pareja de cisnes negros que allí vive consiguió alumbrar dos pequeños de su especie, de color gris, que comenzaron a surcar sus aguas. Comoquiera que su avistamiento se produjo durante la presentación, junto al lago, de un libro de espionaje, los asistentes (ver EL PAÍS de 11 de diciembre) decidieron llamar a los recién nacidos Mata Hari, nombre artístico de la bailarina holandesa ejecutada en la Primera Guerra Mundial por espiar para Alemania, y Garbo, alias de Juan Pujol, un catalán que engañó a Hitler y consiguió la consolidación del desembarco en Normandía.
Nacidos los cisnes negros el día 10 de diciembre, el organismo que gestiona la avifauna del Retiro, con sede en Majadahonda, decidió llevarse a los dos pequeños a un estanque del parque de El Capricho, en la Alameda de Osuna. Según fuentes sindicales de Comisiones Obreras, la separación de sus pequeños y de su pareja causó un profundo estrés en el cisne padre, que quedó en el palacio de Cristal impotente ante la decisión de apartarle de sus crías. Una vez en El Capricho, los pequeños fueron sometidos a una vacunación que causó su muerte fulminante. "Fue resultado de encomendar su custodia a una contrata no competente", dice Rosa Villalba, de Comisiones Obreras. Sin embargo, Villalba anuncia la buena nueva: "La hembra allí desplazada incuba ahora otros dos huevos". Queda, pues, aún la esperanza.
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