Petardo de toros
Muy poca gente se acercó hasta La Cubierta de Leganés, en tarde muy fría, invernal sin discusiones, como los toros de Guadalest, deslucidos, flojos y rajados, que dieron un petardo en toda regla. Y con semejante material empobrecido, la prometedora terna, por sus maneras y buen sentido del temple, hicieron lo que pudieron para alegrar al personal. Rafael de Julia se lució en sus dos toros ruina, en los lances de saludo, al manejar el percal con buen aire, y en su segundo se demoró en un largo trasteo. Iván Vicente, inédito en su primero, un flan miserable, en su segundo, con capote y muleta apuntó clase y estilo. Javier Valverde se fajó en su primero, y puso todo de su parte para templar al mulo. En el sexto, inválido de ir a urgencias, estuvo digno y sereno.
Guadalest / De Julia, Vicente, Valverde
Toros de Guadalest, desiguales, deslucidos y blandos; alguno sospechoso de pitones. Rafael de Julia: aviso y silencio; aviso y palmas. Iván Vicente: silencio; saludos. Javier Valverde: silencio; silencio. La Cubierta, 28 de febrero. Pobre entrada.
Babelia
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