La rodilla mágica de Milosevic
El yugoslavo alcanza su mejor versión pese a las sospechas de los médicos del Celta
"Su rodilla puede aguantar un mes, tres o a lo sumo seis". Siete meses después del diagnóstico del médico del Celta, las articulaciones de Savo Milosevic (Bielijna, Serbia, 1972) siguen aguantando el ritmo de una temporada frenética. El delantero, cedido por el Parma, no sólo ha sido de los escasos futbolistas del Celta que han sorteado la epidemia de lesiones que persigue al equipo, sino que con sus diez goles y 1.865 minutos disputados en la Liga está siendo de los jugadores más rentables. Tras Ronaldo, con el que hoy se mide en el Bernabéu (19.00 horas, PPV), es el mejor anotador extranjero del campeonato español (10 goles), en el que destaca como el que más ha marcado de cabeza.
Hoy vuelve a asomarse al Bernabéu, donde, según afirma él mismo, pudo recalar en 2000
Como todo lo que rodea últimamente al tumultuoso equipo de Balaídos, la llegada de Milosevic al Celta el pasado verano estuvo rodeada de tensión e incertidumbre. Aterrizó en Vigo para firmar y el club lo metió en un avión de vuelta para Italia porque no le gustó la pinta de su rodilla. Advirtieron los médicos que no pasaría de mitad de temporada, pero el Celta arriesgó. Y así hasta hoy. Confía ahora el club en llegar a un acuerdo con el Parma, una entidad amenazada por la crisis de Parmalat, para prolongar la relación con el futbolista por otra temporada. El trotamundos Milosevic dará prioridad a la duración del contrato: "Llevo demasiados años de acá para allá; ahora tengo familia y necesito estabilidad".
En un curso tan inestable como el que atraviesa el Celta, Milosevic, que ha disputado también la Liga de Campeones y la Copa casi sin descanso, es uno de los escasos argumentos sólidos que le restan al equipo. Otros futbolistas han ido administrando su protagonismo entre claroscuros, ya sea por lesiones o por cuestión de rachas. Milosevic, mientras, sigue con su constante goteo de minutos y goles, muy por encima de la producción ofensiva del equipo, gracias a su remate y a una técnica muy superior a la que se les suponen a sus 187 centímetros.
Pero lo que más interesa al entrenador Radomir Antic del ex futbolista del Zaragoza y el Espanyol es su carácter, esa especie de arrogancia que le permite ejercer un liderazgo sobre el campo del que el Celta no anda sobrado. "Tiene madera de líder. Es un hombre que ha madurado mucho con los años, hasta convertirse en un ganador nato", resume el técnico. Por lo demás, Antic ve en él a un delantero "que ofrece muchas posibilidades y que siempre sabe estar bien situado sobre el campo".
Los números le vuelven a situar a un nivel equiparable al de sus dos primeras temporadas en España, cuando el delantero criado en el Partizán y forjado en el Aston Villa sumó 37 goles con el Zaragoza. Después acusó como tantos otros los rigores del calcio, en el que su aportación se redujo a nueve tantos en dos temporadas. "Allí, primero se defiende y después, si es posible, se ataca", lamenta un Milosevic que nunca se acostumbró al estilo de vida del norte italiano. Parecía anunciarse el ocaso de un goleador no tan veterano, pero las cesiones al Espanyol y ahora al Celta le han rehabilitado.
El Madrid pudo ser su destino cuando puso rumbo a Parma. "Según mi representante, estuve muy cerca de fichar", recuerda. Cuatro años después, vuelve a luchar contra el descenso, como hizo el año pasado con el Espanyol; "con la diferencia de que el Celta tiene mucho mejor equipo". Hasta el momento, el indiscutido Milosevic ha sido de los que se han rebelado con mayor furia contra la decadencia del equipo, a pesar de una pierna que no acaba de cumplir la maldición de los médicos. Tantas horas de fútbol no han hecho mella en la rodilla, reconoce. Pero se detiene para sentenciar: "Eso sí, me duele todo lo demás".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.