Comida creativa y para compartir
La Musa es una taberna-restaurante con vocación cosmopolita. Las cien imágenes enmarcadas que cubren dos de las paredes del local de Malasaña (Manuela Malasaña, 18) son reproducciones de obras de jóvenes artistas alemanes. En el local de la plaza de la Paja, en la Latina (Costanilla de San Andrés, 12), la idea del enorme sofá rojo, que preside un rincón, la tomaron los socios de un pub británico. El suelo de arena de la planta baja también viene de Londres: de una tienda de muebles de Camden Town. Atmósfera estimulante y carta creativa. "Nuestra propuesta es elaborar platos de alta cocina, pero que sean pequeños y baratos, casi en formato de tapa y que además se puedan compartir", comenta Eduardo Basanta, uno de los dueños. A partir de las 14.30 es difícil encontrar sitio en La Musa de Malasaña (el local no admite reservas telefónicas). Y si la intención es comer acompañado, hay que saber que las mesas se asignan cuando todos hayan llegado.
LA MUSA
Manuela Malasaña, 18 (914 48 75 58) y Costanilla de San Andrés, 12 (913 54 02 55). Madrid. Abren a diario.
La carta cambia entera cada cuatro o cinco meses, y el atractivo menú del día (9 euros en Malasaña y 9,50 en la Latina) casi nunca se repite. Una muestra de lo que preparan los dos jefes de cocina de La Musa (Berta Mauleón en Malasaña y Gerardo Renahrt en la Latina): la ensalada de ciervo escabechado con vinagreta de nueces puede ser una alternativa a la cazuela de provolone al horno con salsa boloñesa como primer plato. De segundo, una carrillada de ciervo ibérico (muy tierno) con trigueros, o un lomo de dorada con ajada y tomates secos. El membrillo gratinado con caramelo de romero como postre está muy rico.
Los precios de la carta tampoco espantan. Una pareja puede comer o cenar por unos 15 euros cada uno. Esta cifra se redondea, por ejemplo, compartiendo los tomates verdes fritos gratinados con queso de cabra y el trío de tapas (dados de atún con pisto de hinojo y piñones, verduras italianas maceradas en aceite de oliva y menta, y carrillada de ibéricos con pisto de boniato y mantequilla de tuétano), además del postre, un pudín de panettone con helado de ron con pasas y salsa de caramelo. Un par de copas del vino chileno Clos Eliane Sur para acompañar la comida y un par de cafés italianos Lavazza para rematar dejan un agradable sabor de boca.
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