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Fernán-Gómez recrea en el teatro la pasión amorosa de un Quijote "muy humano"

La huelga de técnicos del INAEM atrasa al domingo su estreno en el teatro María Guerrero

Elisa Silió

Fernando Fernán-Gómez quiere que El Quijote deje de ser una obra "útil para mortificar a los niños en la escuela y un regalo con el que se queda muy bien", y ha puesto su grano de arena escribiendo y dirigiendo Morir cuerdo y vivir loco, un encargo del Centro Dramático de Aragón. Su estreno en el teatro María Guerrero de Madrid, previsto inicialmente para hoy, se ha retrasado al domingo por la huelga de los trabajadores del INAEM.

"Los españoles nos hemos descubierto a nosotros mismos pensando El Quijote y está de absoluta actualidad", decía ayer en la presentación de Morir cuerdo y vivir loco Andrés Amorós, director general del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música (INAEM). Por eso confía en que el público no se canse de la celebración en 2005 del cuarto centenario de la publicación de la obra de Miguel de Cervantes. La idea es compartida por Fernando Fernán-Gómez (Lima, 1921), que aceptó escribir una función sobre El Quijote para el Centro Dramático de Aragón y el Centro Dramático Nacional (CDN), adelantándose en un año a los fastos. El montaje se estrenó en Zaragoza el 13 de enero y estará en el teatro María Guerrero de Madrid desde el domingo y hasta el 14 de abril.

El director, actor y escritor dudó en implicarse en el proyecto, pero, tras concluir el texto en tres meses, se animó incluso a dirigir la función. "Me daba miedo dirigir a los actores. Creo conocerlos bastante bien y sé que hay que tratarlos con cuidado porque temen la crítica. Y dirigir sin criticar es muy difícil", contó el director de Viaje a ninguna parte. "Pero luego en los ensayos me encontré con la sorpresa de un elenco que conocía muy bien esta profesión y que estaba inspirado. Me refiero a todo el reparto, desde el que tiene un texto largo al que sólo tiene tres frases", señaló, y eso, dice, convirtió sus indicaciones en "casi innecesarias".

"Voy a contar un secreto de alcoba. El otro día Fernando dijo que por primera vez en su vida todos los personajes estaban bien hechos", comentó orgulloso Francisco Ortega, director del Centro Dramático de Aragón, que ha estrenado tres montajes desde su creación hace un año.

Morir cuerdo y vivir loco, que Fernán-Gómez ha concebido como una "tragicomedia de amor", cuenta en un prólogo, cinco cuadros y un epílogo la vuelta a las andadas del hidalgo tras un tiempo encerrado. "Una vez que decidí concentrarme en la pasión amorosa por Dulcinea, me preocupé de que los episodios fueran de mayor lucimiento para los actores y de más fácil comprensión para el público. Quería que no hubiera ninguna sombra de aburrimiento, que es lo que los no lectores creen presumir", afirmó el dramaturgo. "No pensé en que Dulcinea fuera de carne y hueso porque eso ya lo hizo Gastón Baty, que transformó a la moza de mesón en un personaje fantástico", razonó.

"Lo que me ha resultado más difícil ha sido prescindir de algunos textos que no se correspondían con el tema que había trazado. Y de ahí ha salido un hombre normal, con momentos de locura y que al final recupera la razón", prosiguió el académico de la Lengua. Así se lo hizo ver a Ramón Barea, que encarna a Don Quijote. "Cada uno tiene una imagen de él en la cabeza y eso me daba miedo. Pero se me quitó en la primera entrevista con Fernando, que me dijo que no quería hacer un personaje mítico, sino un hidalgo venido a menos, cercano en su relación con Sancho", comentó Barea, realizador de El coche de pedales, una película recientemente estrenada. José Luis Esteban, como Sancho Panza, y 18 actores aragoneses completan el reparto.

"El Quijote no se ha popularizado. En los países hermanos de Suramérica dicen que allí es la obra más vendida pero la menos leída y no saben que aquí ocurre lo mismo", dijo con tristeza Fernán-Gómez, que acaba de publicar El tiempo de trenes, rueda Para que no me olvides y en abril sabrá cuántos premios Max gana su obra Las bicicletas son para el verano, candidata a 12 galardones.

Luego habló del teatro en España. "Tengo la sensación de que hoy nada está solidificado. Todo tiene un aire provisional. Ha recibido el ataque de la televisión y el cine y no ha sabido reaccionar de forma eficaz".

José Luis Esteban (a la izquierda) y Ramón Barea, en una escena de <i>Morir cuerdo y vivir loco,</i> de Fernán-Gómez.
José Luis Esteban (a la izquierda) y Ramón Barea, en una escena de Morir cuerdo y vivir loco, de Fernán-Gómez.EFE
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Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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