La caída de 'King Kahn'
Todos los protagonistas, con Casillas a la cabeza, salen en defensa del meta alemán
Fue el derrumbamiento, quizá definitivo, del último mito del fútbol alemán.Hubo un día en que Oliver Khan, apodado King Khan por sus rasgos simiescos, se negó a cambiarse una camiseta con Iker Casillas. Ayer, lo primero que hizo el portero alemán antes de saltar al campo fue saludar amigablemente a su colega de Móstoles. Sonriente, hospitalario, no parecía el Khan de toda la vida. Había conseguido comportarse con cordialidad pero se había dejado perdido el toque competitivo. Si el partido de ayer se interpreta como un duelo de dos porteros, Casillas y Khan, el alemán cayó derrotado por goleada. Casillas soportó un asedio y debió medirse en el juego aéreo, un espacio donde nunca ha destacado por su fuerza. Encajó un gol. Khan apenas debió intervenir y encajó un gol. Un gol hiriente que parece un síntoma de su decadencia. Como símbolo de ello, sus guantes quedaron tirados sobre el césped.
"Yo también tengo algún mérito, pues el disparo era bueno", dijo Roberto Carlos
Se trataba de coger un tiro libre de Roberto Carlos que le iba a las manos. Pero no pudo. Se tiró a un costado cubriendo su palo, cayó pesadamente, hizo un ademán, se encorvó... y de pronto el balón había desaparecido. Sus guantes se movieron en balde. A su espalda, metido en la portería, estaba el balón. El estadio se quedó mudo y en una esquina Roberto Carlos se agarró la cabeza y rió como un pillo que acaba de cometer una perrería. Sus compañeros se abalanzaron a por él para felicitarle. "´Tiré bien, con fuerza, abajo. El piso estaba mojado y para el portero era un balón difícil", comentó el brasileño sin despegar la sonrisa del rostro, antes de referirse a su rival alemán:. "Kahn es un grandísimo portero, considerado el número uno del mundo. Todos cometemos errores, pero no es justo que se le culpe sólo a él del gol. Yo también tengo algún mérito, ¿no? Digamos que hemos puesto un 50 por ciento cada uno".
Con un gesto bien distinto apareció Ottmar Hitzfield, el técnico del Bayern, en la sala de prensa. Su primera reflexión no podía tener más que un protagonista. "Ha sido una pena lo que le ha ocurrido a Khan", se lamentó sin hacer sangre. "Ha sido algo fortuito. Él venía de hacer grandes partidos y la lesión interrumpió su racha. Pero ese error es un error normal. Todos cometemos errores en el fútbol".
Ninguno cometió ayer Casillas, que tuvo una soberana actuación. Paró dos tiros fulminantes, uno a Ballack y otro a Hargreaves, en su línea de precisión en citas decisivas. Kahn, por contra, falló en un momento delicado. Crítico porque desde que se divorció ha estado en el disparadero de la prensa del corazón alemana, que día tras día revela escabrosos detalles de su extravagante vida privada, y crítico porque su época de gloria parece acabada. Definitivamente enterrada desde ayer y con competidores en el horizonte. El primero, el porteo del Arsenal, Lens Lehmann, que se pasó la semana pasada predicando sus convencimientos: "Khan ya no es el mejor portero de Alemania; ahora yo soy el número uno", dijo con suficiencia.
Fue la noche de los porteros, para mal y para bien. Diplomático, Casillas se mostró comprensivo (llevaba bajo el brazo la camiseta de Ballack) con su colega: "Es un fallo normal y corriente entre los porteros. Yo también tuve un error similar en el Bernabéu . No creo que a Khan le pase factura porque está curtido en mil batallas".
"El fallo de Khan fue una auténtica pena", señaló Zé Roberto; "no ha sido justo porque merecimos ganar el partido". Ese era el latiguillo con el que todos los jugadores del Bayern daban por concluidas sus declaraciones. Y ninguno de los madridistas se atrevió a sacar pecho por el empate. Todos se limitaban a señalar la trascendencia del resultado. "Ellos llegaron más al área y tiraron más a puerta. Es lógico que piensen que el 1-1 no es justo", se sinceró Casillas.
Hubo 500.000 peticiones de entradas sin satisfacer para el partido de ayer. Un espectáculo que anunció el éxito del Bayern hasta el minuto fatídico, el 83, del tiro de Roberto Carlos. El entrenador madridista, Carlos Queiroz, reconoció que su equipo salió a regular, a manejar el encuentro para no encajar goles con el objeto de resolver todo en el Bernabéu. "Si no han cancelado la eliminatoria para la vuelta, entonces hemos hecho lo correcto", dijo Queiroz; "éste es el Bayern, un equipo fantástico con un juego por arriba que es imparable para cualquier equipo de Europa. Y hemos jugado en su casa".
"Estamos muy contentos con este resultado", prosiguió Queiroz; "el 1-1 es muy positivo para nosotros. Hemos jugado pensando en la vuelta porque no tenía sentido arriesgarse. No había por qué volverse locos con el 0-0 ni con el 1-1. Pero estoy contento porque nuestros jugadores demostraron carácter para ir a la lucha contra un equipo muy fuerte físicamente, muy determinado en la presión y en la búsqueda de cada balón".
Queiroz no se quedó sin hacer una reflexión sobre el gol encajado por Khan: "El fútbol es un juego de errores. Nosotros encajamos un gol por un error en los marcajes; y luego el Bayern cometió otro error que le supuso un gol en contra". Al final, todas las declaraciones incidían en lo mismo, en el fallo de Kahn, en la Gran Kahntada.
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