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Detenido un presunto homicida 14 años después de cometer el crimen

El supuesto asesino fue arrestado por conducir ebrio

El crimen de Javier Donoso Bosqued, de 42 años, ha quedado resuelto 14 años después de su muerte. La policía detuvo la semana pasada a José Carlos A. R., de 35 años, que ha confesado que acuchilló a Donoso en el piso de éste en la calle de Orense el 19 de febrero de 1990. El presunto asesino fue arrestado hace alrededor de dos años por conducir ebrio. Sus huellas dactilares coincidieron con las tomadas en la escena del crimen y que habían permanecido sin identificar desde entonces. La reapertura del caso llevó a los investigadores hasta el domicilio del detenido, en Getafe.

Dentro de un año hubiera prescrito el delito de asesinato de Javier Donoso Bosqued, cosido a puñaladas en su casa de la calle de Orense (distrito de Tetuán) el 19 de febrero de 1990. Pero el pasado lunes, después de 14 años, la policía detuvo al presunto autor del homicidio, José Carlos A. R., que tiene ahora 35 años y que confesó la autoría del crimen durante su declaración.

Sus huellas dactilares, que dejó marcadas en el domicilio de la víctima, han permanecido, sin identificar, en el limbo de las investigaciones policiales durante todo este tiempo. Hasta que, hace alrededor de dos años, José Carlos A. fue detenido por la Guardia Civil por conducir borracho. Al ser arrestado por cometer un delito contra la seguridad del tráfico y pasar a disposición judicial, los agentes del instituto armado le tomaron las huellas digitales de sus 10 dedos. Esta reseña dactilar coincidía con las del presunto asesino de Donoso.

En octubre de 2002, la Brigada de la Policía Científica se lo comunicó a los agentes de Homicidios. El caso se reabrió entonces y comenzó la búsqueda del presunto homicida.

La policía volvió a contactar con los testigos del caso. Estos habían asegurado que, la noche del crimen, Javier había estado tomando unas copas en el local que regentaba "con un chico joven, de pelo moreno, ondulado y corto, peinado hacía atrás". En aquel momento, José Carlos tenía tan solo 21 años.

Confesión espontánea

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Los investigadores consiguieron por fin localizar el domicilio del agresor en Getafe -donde reside desde hace dos años- gracias al trabajo conjunto con los agentes de la comisaría del municipio. Tras la detención, el presunto homicida comenzó por negar cualquier participación en el asesinato.

Pero en el transcurso de su declaración, "de forma espontánea" y "en presencia de su abogado", según explica la policía, reconoció ser el autor del crimen. Además, ofreció "un relato minucioso", de todo lo que ocurrió aquella noche de 1990.

Javier y José Carlos estuvieron tomando copas, efectivamente, en la discoteca propiedad de la víctima, Vertical, en la misma calle de Orense, y después en un pub cercano. Ambos, ya de madrugada, subieron a casa de Javier porque éste le había invitado a tomar otra copa, según la declaración de José Carlos. Los investigadores, sin embargo, no encontraron ningún indicio de que se la llegaran a tomar.

Al contrario, iniciaron una fuerte discusión. Según el detenido, la víctima cogió un cuchillo de la cocina y le atacó. Éste se defendió, le arrebató el arma y, tras un forcejeo, le dio dos puñaladas mortales, una en el cuello y otra en la espalda. La víctima acabó muerta, degollada, según fuentes del caso.

La víctima se defendió desesperadamente, ya que su cuerpo presentaba cortes en las manos y en los brazos y la habitación presentaba las huellas de una brutal pelea. Con Javier ya muerto sobre la cama, José Carlos debió de esconder el cuchillo -de unos 20 centímetros de hoja- bajo el colchón, donde lo encontró la policía.

Fue el amigo y socio de Javier en la discoteca Vertical quien descubrió el cadáver sobre las 21.30 del mismo día 19. Preocupado porque su socio no había ido a trabajar, se presentó en su casa y encontró la dramática escena. El apartamento presentaba un gran desorden y, en la habitación, su amigo yacía muerto sobre la cama ensangrentada. Donoso, natural de Zaragoza, tenía en aquel momento 42 años y estaba soltero.

Desde un primer momento se descartó el móvil del robo, ya que el fallecido conservaba en su cuello tres cadenas de oro y permanecían intactos en la vivienda tanto el dinero como el resto de sus alhajas.

Durante la pelea, el agresor dejó restos orgánicos en la ropa que se encontró en el domicilio.Ahora, la Policía Científica tendrá que realizar las pruebas de ADN necesarias para comprobar si, como las huellas dactilares, coinciden con el perfil genético de José Carlos.

Los resultados aún tardarán en llegar, según fuentes policiales. El presunto agresor ha aceptado, sin oponer ninguna objeción, que se realicen estos exámenes.

Fuentes de la investigación no descartaron que el crimen fuera pasional, ya que pudo haber una relación sexual entre víctima y asesino. De hecho, los restos de ADN pueden hallarse por el posible contacto íntimo que hubo entre ambos.

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