"Una galería es un coleccionista de artistas"
En su primera presencia en la feria de arte Arco, en Madrid, la galería bilbaína Colón XVI tuvo que conformarse con un rincón de 24 metros cuadrados. Faltaba espacio para responder a la demanda de los expositores y los galeristas, Ignacio Múgica y Pedro Carreras, aceptaron ocupar el espacio que hasta entonces usaban los electricistas como almacén. Siete años más tarde acaban de regresar de Arco, que cerró sus puertas el pasado lunes, con el premio de la Asociación Española de Críticos de Arte a la mejor galería de la edición 2004.
Los propietarios de Colón XVI creen que los críticos han valorado su esfuerzo por superar las condiciones comerciales de la feria, donde acudieron con obra de Eduardo Chillida, Pedro Txillida, Carlos Lizariturry, Miquel Navarro, Miquel Barceló, Alfonso Gortázar, Susana Talayero y Andoni Euba. "Nos conocen de nuestro paso por la feria de Madrid y también por las de París, Colonia y Nueva York. En Arco no hemos estado con un ánimo estrictamente comercial, ha sido una apuesta fuerte por crear un ambiente artístico, con una escultura de Chillida de más de una tonelada de peso o un barceló de cuatro metros de largo", explica Múgica.
"Arco ha sido una apuesta fuerte por crear un ambiente artístico"
El año pasado, el premio de los críticos fue para el galerista suizo Bruno Bischofberger, y antes para el madrileño Antonio Machón y para la galería suiza Gmurzynska, entre otros. "Es fantástico que te comparen con galerías que tienen más 30 años de trayectoria", aseguran los galeristas bilbaínos. Su fórmula para consolidación rápida es una cadena en la que la confianza de unos artistas lleva a otros, y la confianza de un coleccionistas gana nuevos clientes fieles para la galería. "Es un negocio complicadísimo, en el que hemos potenciado la lógica", señala Carreras. "Tienes que saber lo que es un negocio, entender algo de arte, ser formal en tus decisiones, tener intuición para elegir nuevos artistas y gusto para colgar las obras o diseñar un catálogo".
Ambos defienden que las buenas colecciones de arte se hacen de la mano de un galerista. "Hay quien compra una obra para su casa y quiere, simplemente, disfrutarla; no necesita de un especialista que le ayude a seleccionar", cuenta Carreras. "Eso no es coleccionar. Si dispones de una cantidad de dinero y quieres coleccionar, el juego es otro. Necesitas la ayuda de un galerista que va a seleccionar lo mejor que pueda para tí porque has depositado en él la confianza para un proyecto concreto. El galerista propone y el coleccionista dispone". Múgica añade: "La diferencia entre una colección y una serie de cuadros, está en el criterio que la guía".
Ellos también son coleccionistas. "De todas las exposiciones que pasan por la galería nos quedamos con algo", reconocen. "Elegimos entre lo que ha quedado sin vender porque todo lo que se cuelga nos gusta, nos parece interesante. Y muchas veces la relación con un nuevo artista que se va a incorporar a la galería empieza comprando obra para nosotros; es también una forma de mostrar nuestra confianza en lo que hace".
La incorporación de nuevos artistas a la nómina de la galería -además de Chillida, Carmen Calvo, y Navarro incluye a Joan Hernández Pijuan, Mari Puri Herrero, Antonio Murado, Denis Long, Andrés Nagel, Jaume Plensa, Antoni Tàpies y Manolo Valdés, entre otros- es un aspecto intrincado. "Trabajar por los artistas es mucho más que montar una exposición y olvidarte de ellos", indica Carreras.
Abrir contactos con otras galerías, realizar publicaciones, utilizar las relaciones con museos, salir a ferias para promocionar su trabajo son las tareas que los galeristas realizan en la sombra. "No siempre tienes capacidad de trabajo para asumir un artista más", añaden Carreras y Múgica. "Nosotros entendemos que una galería es como un coleccionista de artistas. Y, como en una colección, se deben buscar artistas que cubran los huecos. Muchas veces no se entiende por qué se elige un nombre en lugar de otro, quizá con mejor currículo: es porque encaja mejor en la colección de artistas de la galería. No podemos defender tres artistas de características similares en los mismos foros".
Los nuevos soportes artísticos en vídeo o DVD todavía no se han incorporado a Colón XVI, pero sus propietarios aseguran que están abiertos. "No somos una galería cutting edge (en primera línea de vanguardia)", apostillan. "Esperaremos a que las cosas estén más asentadas para empezar a trabajar con ellas". De momento, anuncian su primera exposición de fotografía para el próximo año.
La confianza de Chillida
Ignacio Múgica y Pedro Carreras llegaron al mercado del arte hace sólo 11 años. Su contacto anterior con ese mundo había sido tangencial, pero se metieron de lleno abriendo una galería en el número 16 de la calle Colón de Larreategi, en el Ensanche bilbaíno. La ubicación dio nombre a la galería y el proyecto despegó definitivamente cuando Eduardo Chillida decidió confiar en ellos. "Estamos especialmente agradecidos a Chillida", reconocen, orgullosos de ser la galería con el mayor inventario de obra del escultor donostiarra. Hace un año, celebraron su décimo aniversario trasladándose a otro local en la calle Henao, distante apenas 200 metros del anterior.
Múgica destaca que lo importante en una galería es mantener una línea estratégica, sin dar bandazos. La suya ha sido situarse en la vanguardia y especializarse en escultura (Chillida, Richard Serra y Markus Lupertz, que llegará en 2005, entre otros). "Dentro del campo que eliges, debes mostrar seriedad al artista y al coleccionista. La diferencia con otros negocios es que en el arte pesa más lo personal que lo profesional", añade.
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