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ATLETISMO | Campeonatos de España en pista cubierta

Higuero anda sobrado

El burgalés gana el duelo nacional de 1.500 y se postula para Budapest

Carlos Arribas

Sin la sombra de Reyes Estévez, que se reserva para la temporada de verano, Juan Carlos Higuero, el nervioso atleta de Aranda de Duero, disfruta como un niño en la pista. Ha pasado un invierno provechoso después del crack moral que sufrió en los Mundiales de París, a los que llegó sintiéndose el rey del mambo y se fue creyéndose el peor del mundo. Ha trabajado la técnica con el eterno optimista Chema Martínez, su compañero de entrenamientos y de rodajes cotidianos por la Casa de Campo de Madrid. Los fines de semana, algunos, ha pisado el acelerador de su Porsche por la Nacional I hasta su pueblo, donde se pierde, junto al Duero, en un paraje secreto que dice que es el mejor del mundo para entrenar. Ha corrido carreras de cross. Ha trabajado la mente con una psicóloga. Ha aprendido a correr en grupo, a soportar codazos y pisotones, a colocarse pisando la cal de la primera calle. Ha llegado a la pista cubierta sobrado. Ha vuelto a creerse el mejor del mundo. Le gusta sentirlo. El rey del 1.500.

Se presentó en el Campeonato de España con aires de intocable y allí, en la pista de Valencia, volvió a someter a los dos que creen que pueden atosigarlo. A Álvaro Fernández, el malagueño discípulo de Manolo Pascua, le contempló atacar temerario a 500 metros, buscando en la distancia larga la plaza para Budapest. Le observó maniobrar y se convirtió en su sombra. Detrás, resoplando, sufriendo, apretando los dientes, oía las pisadas de José Antonio Redolat, el valenciano que corría en casa, el resucitado que volvía a disfrutar en la pista, el destinatario del ataque de Fernández, el de la gran zancada, el atleta de la mala suerte, que subió hace unas semanas a Sierra Nevada para aumentar su hematocrito de forma natural en la altura y se agarró una gripe. Subió con 44 de hematocrito y bajó con 42. Y pese a ello intentó apurar todas las posibilidades. Atacó de lejos y le siguió fácil Higuero, y apunto estuvo de hacer tris Redolat. Pero, experto, veterano, el valenciano aguantó el paso. Y cuando, en la última curva, Higuero hizo jugar su penúltimo cambio de ritmo, y pasó fácil a Fernández, Redolat, que sabía que aquélla era la suya, también adelantó al malagueño.

En la última recta dio la impresión de que Redolat hacía sudar a Higuero, pero qué va. Si el león de Aranda anda sobrado, su gente no se quiere quedar atrás y dice que no, que Higuero en esos últimos 20 metros iba más pensando en preparar su gesto de victoria, en desenfundar su imaginaria pistola y dispararla, que en el aliento de Redolat que le rebotaba en el cogote.

"Los rivales son una sombra", anunció a la agencia Efe Higuero una vez consumada su última victoria. "Siempre hay que tener en cuenta a los rivales, pero yo prefiero fijarme sólo en mí. Primero vamos a intentar estar en la final, y luego ya veremos. Desde luego, voy a seguir en mi línea de trabajo y de actitud". Sus potenciales rivales en el Mundial húngaro se llaman Ivan Heshko, un ucraniano que corre como Jratoshvilova, como un tanque imparable, que fue ya tercero en París, Rui Silva, un portugués que en la pista cubierta es un as, y Ali Saidi Sief, un argelino que regresa tras una sanción por dopaje que le dejó sin medalla en los 5.000 de Edmonton. Los tres irán con mejor marca, pero, seguro, difícilmente con la misma mentalidad.

Juan Carlos Higuero.
Juan Carlos Higuero.JOSÉ JORDÁN

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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