Un voto, un escaño

Los dirigentes de todos los partidos, en todas las convocatorias electorales y en todas las provincias llaman a sus militantes a pelear por el voto ciudadano a ciudadano y casa a casa. Esta frase tan recurrente y común en cualquier votación es el fiel reflejo de lo que está ocurriendo en la provincia de Almería, donde según algunos expertos, se está luchando por un puñado de papeletas, las cuales pueden dar o quitar un diputado al Partido Popular o al PSOE.

Almería elige a 11 representantes al Parlamento andaluz que en las elecciones de 2000 se repartieron entre el PP (6) y PSOE (5). En esta provincia -donde Izquierda Unida aún sufre los coletazos de sus crisis interna y donde el PA nunca ha sacado representación autonómica- se da una situación de bipartidismo puro, de modo que cualquiera de las dos grandes formaciones que sume un voto más se lleva el último escaño en juego. En las autómicas de hace cuatro años el PP sacó 9.476 votos de ventaja sobre el PSOE, diferencia que en las municipales de mayo de 2003 alcanzó los 12.600 sufragios.

La encuesta del Instituto Opina por encargo de la Confederación de Empresarios de Andalucía da una situación de empate técnico entre Partido Popular y PSOE (a ambos les otorga el 45,07%), con una levísima tendencia al alza para los socialistas en la intención de voto que declaran los 400 encuestados en esa circunscripción.

Almería es una de las provincias donde el PSOE concentra sus exceptativas de crecimiento que le acercarían a su ansiada mayoría absoluta en la Cámara andaluza.

Los socialistas confían, tanto o más que en sus propios medios, en el hipótetico estropicio que puede hacer en el PP la coalición Foro Andaluz, que lidera Manuel Pimentel en Andalucía, y que en Almería dirige la ex secretaria general popular Ruth García Orozco, una dirigente elogiada desde todos los puntos cardinales de la política y que también podría restarle apoyos a la lista del PSOE.