"Mis cuadros son muy laboriosos, pero también son muy libres"
Antonio Jiménez (Málaga, 1945) volvió a estar presente en la última Feria Internacional de Arte Contemporáneo, Arco, con el proyecto colectivo que la Diputación Provincial de Málaga llevó hasta Madrid. Su viaje a la capital española supuso únicamente un pequeño descanso en su intensa producción. En su estudio de la calle Calzada de la Trinidad, en Málaga, prepara sus tres próximas exposiciones, una de grabados en Múnich y dos de pintura, en Canadá y Portugal.
Pregunta. ¿Puede recordar desde cuándo pinta?
Respuesta. Creo que desde siempre. Mi primera exposición fue con 12 años y desde entonces estoy pintando.
P. ¿Alguien le enseñó o fue autodidacta?
R. Fui completamente autodidacta. Con 17 años me fui a Madrid e hice dos cursos de dibujo y pintura en el Instituto de Atenas. Pero antes de irme de Málaga yo ya había pintado mucho. Me iba al campo y al puerto a pintar al natural.
P. ¿Qué opinaron sus padres cuando les dijo que quería dedicarse a esto?
R. A mi padre le gustaba mucho, pero mi madre quería que fuese mecánico porque se ganaba más dinero. Así que estudié mecánico ajustador. Sin embargo, cuando salía de la escuela me ponía a pintar y a pintar...
P. ¿Nunca ha usado esa otra profesión, la de mecánico?
R. No, siempre he vivido de esto.
P. ¿Se considera afortunado por haber vivido siempre de su arte?
R. Afortunado sí me siento, pero también he vivido años bastante duros. Tenía una familia, tres hijos... A veces pienso cómo he podido luchar tanto para sacar adelante todo, porque hubo una etapa en la que hacía un cuadro por año. La vida del artista es una lucha constante. Aun así, puedo sentirme bien por ser uno de los que vive de la pintura.
P. ¿Cómo se llega a imprimir un sello tan característico a la obra?
R. Para llegar a lo que hago ahora he recorrido muchas etapas. Hace unos 15 años metí una materia en mis cuadros, la trabajé y comencé esta manera de hacer en mis cuadros.
P. ¿Cómo consigue esas texturas tan especiales?
R. Es una mezcla de sílice y polvo de ladrillo unida al óleo y los aceites. Pero la materia hay que trabajarla. Al final lo que se ve es el color y el resultado.
P. ¿Son laboriosos sus cuadros?
R. Sí, son muy laboriosos, pero también son muy libres, como me encuentro yo desde hace un tiempo. Puedo jugar, tirar por un sitio u otro y no me estorba la materia.
P. ¿Podría definir la estética de sus cuadros?
R. He llegado a un expresionismo onírico, lírico, poético que también tiene algo de surrealista y en el que van dentro todas mis vivencias.
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