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Reportaje:AIRE LIBRE

Entre dunas y calas de medialuna

Un paseo de seis kilómetros por el parque murciano de Calblanque

Dentro del litoral levantino, tan modificado y urbanizado, todavía es posible perderse en algunos espacios que mantienen su propia identidad y son capaces de mostrar un paisaje silvestre inalterado y salpicado de interesantes procesos geológicos. El parque regional de Calblanque, en la comunidad de Murcia, es uno de esos reductos privilegiados, una especie de valle premarino extendido a lo largo de 13 kilómetros de línea costera, donde se superponen las franjas de mar, arena, dunas fósiles y montes.

Una tierra ahogada entre dos emporios del intervencionismo humano; por un lado, La Manga del Mar Menor, alicatada hasta el techo, y por otro, la bahía de Portman, la polémica ecológica más enconada de la región murciana conocida por haber sido vertedero de residuos minerales durante décadas, rodeada ahora de un mar de lodo y vegetación intrusa crecida sobre los sedimentos contaminados. Por eso Calblanque es todavía más bella, más importante, más heroica y también más exótica. Un rincón donde muchas de sus panorámicas recuerdan a las sequedades africanas, con la decoración en estas fechas de una incipiente primavera que ya aflora sus mejores colores.

Hace 70.000 años se creó un cordón de dunas fósiles, formado por sedimentos procedentes de las montañas, de las arenas litorales y de los restos calcáreos de animales marinos. Una barrera que se hizo roca, sometida a los empujes erosivos del mar y del viento hasta mellar sus relieves con formas tan singulares como los llamados bufaderos, que son tubos verticales labrados por el oleaje y por los que resoplan los envites de la marea. Pero este escondido litoral tiene, además de estos rompederos marinos, una secuencia de calas ocultas y pequeñas playas de arena fina y rojiza donde los aficionados al naturismo encuentran la suficiente privacidad. La playa Negrete y las calas de las Mulas, de Arturo, Magre y de los Dentones son las que registran la mayor afluencia de nudistas, una práctica aceptada en todo el parque.

Salinas de Rasall

Otro de los elementos que contribuyen a la riqueza paisajística de este entorno lo conforman las salinas de Rasall, unas antiguas lagunas naturales dedicadas desde hace 100 años a la obtención de sal. En la actualidad hacen las delicias de los aficionados a las aves desde sus dos observatorios, con la posibilidad de descubrir muchas especies, como avocetas, cigüeñuelas, flamencos, archibebes o chorlitejos.

La vegetación del paraje se compone de ejemplares adaptados a la aridez reinante, entre los que surgen algunos endemismos del sureste español, e iberoafricanismos como la sabina mora o araar, además de palmitos, artos, cornicabras, aulagas y espartos.

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De las Cañas a cala Reona

Cuando todavía está nevando en algunas partes de la Península, en las semanas finales del invierno los paseos por este excepcional rincón murciano hacen disfrutar de temperaturas entre 15 y 20 grados. Entre las diferentes posibilidades que ofrecen los dominios costeros, existe una ruta por pistas y senderos que lleva desde la playa de las Cañas hasta la cala Reona, circundando las salinas de Rasall y los acantilados del cerro del Atalayón.

Tras pasar por la pequeña aldea de Cobaticas y entrar en la oficina de información para conocer todas las posibilidades de excursiones por el parque, se continúa por la pista que se dirige hacia la orilla del mar. El inicio del paseo se hace por una pequeña senda que parte por la izquierda del aparcamiento, para desembocar más adelante en el camino que baja a la playa de las Cañas. Pronto aparecen ante los ojos los espejos de agua que forman las salinas de Rasall, que acogen una avifauna de gran interés, así como la característica vegetación propia de humedales salobres. El sendero se dirige a la orilla de las salinas para rodearlas por la zona interior, pero para vistas más especiales también se pueden circundar por el área dunar que las separa del mar, hasta encontrar el camino que baja a la amplia playa de Calblanque, considerada la más bella de todo el entorno.

Con la vista puesta en las puntas acantiladas Negra y Espada, la senda se eleva ligeramente al tiempo que se encarama por las laderas del cerro del Atalayón. Las acumulaciones de escorias ocres y amarillas muestran en esta zona la antigua actividad minera de extracción de pirita, galena y plomo mantenida hasta bien entrado el siglo XX. Existen algunos pozos abiertos, por lo que es conveniente tener precaución. Lo que en un principio fue camino ha quedado reducido a una escueta trocha, mientras se retuerce por el borde de los acantilados. Al mismo tiempo, los pasos comienzan el descenso hacia cala Reona, el último arenal marino en el límite norte del parque regional. Tan sólo han hecho falta algo más de seis kilómetros de paseo para conocer el tramo costero menos alterado de la región de Murcia.

Una secuencia de calas ocultas y pequeñas playas de arena fina y rojiza compone la zona costera del parque regional de Calblanque, en Murcia.
Una secuencia de calas ocultas y pequeñas playas de arena fina y rojiza compone la zona costera del parque regional de Calblanque, en Murcia.PEDRO RETAMAR

GUÍA PRÁCTICA

Cómo llegar

- El acceso a Calblanque se hace desde la autovía Cartagena-La Manga del Mar Menor, tras tomar la salida que, pasado Los Belones, indica la entrada al parque regional. Luego, una pista sin pavimentar acercará al viajero a la aldea de Cobaticas, donde se encuentra la oficina de información.

Dormir

- Cortijo Las Golondrinas (968 63 91 84). Casas de Abajo-Gebas. Alhama de Murcia. Cortijo de finales del XIX. Capacidad para ocho personas. Precio, entre 180,30 y 192,32 euros por día.

- Casa La Noguera (968 57 93 68). Los Meroños. Torre-Pacheco. Casa de campo tradicional en una finca de olivos. Capacidad para ocho personas. Precio fin de semana, 170 euros.

- Alojamientos de la Santa (968 42 75 45). Santuario de Santa Eulalia. Totana. Complejo de alojamientos rurales con capacidad entre cuatro y seis personas. Precio fin de semana, de 107 a 155 euros.

Comer

- Los alrededores del mar Menor están repletos de restaurantes, pero si se busca algo especial, la mejor oferta está en San Pedro del Pinatar y en Santiago de la Ribera.

- Casa del Mar (968 18 18 07). Muelle pesquero. Lo Pagán. San Pedro del Pinatar. Precio medio, unos 24 euros.

- Juan Mari (968 18 38 69). Julio Albadalejo, 12. Maspalomas. San Pedro del Pinatar. Alrededor de 20.

- La Lonja del Mar Menor (968 57 03 09). Santiago de la Ribera. Unos 20.

Información

- Oficina de información del parque regional de Calblanque (968 29 84 23). Organizan rutas guiadas.

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