_
_
_
_
Reportaje:

Carrie y sus amigas se despiden

Tras seis años en antena, 'Sexo en Nueva York' termina por decisión voluntaria de sus creadores

Seis años después de cambiar el lenguaje de las mujeres en televisión, la serie Sexo en Nueva York acaba mañana en Estados Unidos con un episodio final en el que Carrie Bradshaw deberá elegir qué tipo de sexo y qué ciudad prefiere para completar su madurez. Tal es la intriga creada en torno al futuro sentimental de la protagonista que los productores de la serie han grabado hasta cuatro finales diferentes para que nadie, salvo el equipo de dirección, pueda filtrar cuál es el elegido. La serie termina más por decisión voluntaria de los creadores que por agotamiento creativo; se habla de un posible salto al cine a corto plazo.

Sexo en Nueva York siempre ha sido una serie centrada en esos dos conceptos: la pasión y la ciudad. El relato de la vida sexual y sentimental de cuatro mujeres contraponía el éxito profesional en sus carreras frente a sus propias inquietudes afectivas y carnales. El retrato adulto e impertinente de las tribulaciones de la mente femenina proporcionaba una ventana abierta por la que el espectador masculino podía entrar a ese recinto cerebral, antes inescrutable en televisión. Cabía la posibilidad de que las reflexiones retratadas no fueran auténticamente femeninas, sino basadas en lo que los hombres piensan que las mujeres piensan, o en lo que los hombres creen que las mujeres se dicen cuando hablan entre ellas. A juzgar por la crítica del público femenino, la serie se acerca lo suficiente a la realidad.

Cuando nació, todo estaba preparado para que la serie fracasara. Su creador, Darren Starr, acababa de cerrar la producción de Melrose Place. Starr no había demostrado ser capaz de hacer otra cosa que no fueran folletines juveniles. Para empeorarlo, este guionista decidió que las cuatro mujeres de su historia tuvieran una vida profesional y unas cuentas corrientes de un volumen repelente. Es todo un mérito que los espectadores puedan sentir empatía hacia personajes tan insoportablemente preocupados por el color de sus zapatos Manolo Blahnik.

Sin embargo, Starr proporcionó un retrato cordial de las tribulaciones sexuales de estas mujeres en un marco retratado de manera exquisita. El Nueva York que deja esta serie es quizá el mejor que ha aparecido nunca en la historia de la televisión, vibrante y luminoso. Todo lo que no es auténticamente Manhattan pierde entidad. Brooklyn o Queens no son barrios de Nueva York, son un mundo ajeno a la esencia urbana.

Y el sexo es también de los mejores porque está, como debe ser, lleno de interrogantes. Desde el primer capítulo, Bradshaw formulaba sus preguntas en la pantalla del ordenador: "¿Pueden las mujeres disfrutar del sexo tanto como los hombres?". "¿Cuántas veces a la semana es lo normal?". La revista Time santificó esos interrogantes con una foto en portada de las cuatro mujeres bajo el título ¿Para qué hace falta un marido? Y todo se hacía con un lenguaje en el que al sexo oral no se le llamaba así, sino con su nombre. Ahora, algunas cadenas convencionales quieren recortar esos diálogos para empezar a distribuir Sexo en Nueva York a un público más familiar, pero será como quitar la sangre a una película de Quentin Tarantino.

Los espectadores esperan alguna respuesta. ¿Optará Carrie por el amor esporádico pero confortablemente conocido que le ofrece Mister Big o caerá en los brazos apasionados e impredecibles de su último descubrimiento amoroso? ¿Se quedará Carrie en Nueva York o se marchará con él a París?

Las cuatro protagonistas de la serie <i>Sexo en Nueva York.</i>
Las cuatro protagonistas de la serie Sexo en Nueva York.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_