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Reportaje:

Viajes y sueños

Corto Maltés y Tintín, protagonistas de un especial de 'La noche temática' dedicado a los aventureros de papel

Guillermo Altares

Tintín y Corto Maltés sólo tienen un punto en común: los viajes. Tal vez dos: la genialidad de sus autores. El héroe de Hergé es un reportero que nunca envejece, de eternos pantalones de golf, que recorrió el mundo acompañado de los más variopintos personajes para combatir el mal. El personaje de Hugo Pratt es un aventurero anarquista, descreído, cansado y romántico, eternamente enamorado de la chica equivocada (a Tintín no se le conocen relaciones), que se mueve por todo el planeta entre la fantasía y la realidad. El belga Georges Rémi, Hergé (1907-1983), fue un conservador, un hombre de orden, mientras que el italiano Hugo Pratt (1927-1995) fue un ciudadano del mundo, anarquista y rebelde como su personaje.

La noche temática reúne esta noche (23.25, La 2) a estos dos personajes viajeros a través de los documentales franceses 'Tintín, el viajero del siglo' y 'Las 13 vidas de Corto Maltés'. Ambos mezclan las viñetas con la realidad, los auténticos viajes con los soñados y dibujados.

Tintín, que acaba de cumplir 75 años, es un tebeo iniciático, a través del que niños de medio mundo -se han vendido 180 millones de álbumes en 43 idiomas- han conocido los países más lejanos, desde la URSS hasta el Congo o las selvas amazónicas. Luego, muchos adultos se convierten en tintinólogos y se quedan enganchados a sus viñetas y a sus personajes. Corto Maltés es un tebeo de adolescencia, que también ofrece un sueño de paisajes y aventuras en las que un marino que "no quiere conocer su futuro porque entonces dejaría de interesarle" encarna los deseos de libertad y rebelión de los sesenta, la época en la que fue creado. Los estilos son muy diferentes, aunque ambos se basan en un impresionante trabajo de documentación: la línea clara, el dibujo naturalista y un poco naif de Hergé, frente a los trazos impresionistas y oníricos de Pratt, que componen poco a poco la viñeta.

Los documentales respetan estas dos perspectivas. Tintín, el viajero del siglo, dirigido por Claude Haim, recorre los mismos paisajes que el héroe de Hergé y muestra la universalidad del personaje: aparece su imagen en un mercado de Kinshasa o en una escuela del Tíbet. Las 13 vidas de Corto Maltés, de Jean-Claude Lubtchansky, mezcla imágenes de época con las vidas de Pratt y Corto Maltés en uno de los pocos casos en que un creador es tan interesante como el mejor de sus personajes.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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