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Crítica:POESÍA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La bestia intelectualista

Poesía y ensayo se combinan en Gottfried Benn con el ejercicio de la medicina militar. Prestó sus servicios en la Primera Guerra, que dejó rastro en sus poemas antisentimentales.

No en vano Gottfried Benn (Mansfeld, 1886-Berlín, 1956) es considerado la gran figura proteica de la poesía alemana de la primera mitad del siglo XX. No sólo dio un impulso decisivo al expresionismo alemán con la publicación, en 1912, de Morgue, un puñado de poemas brutalmente realistas sobre decadencia y descomposición del cuerpo humano, sino que elaboró, paralelamente, una obra ensayística que marcó nuevas pautas para el pensamiento estético. Todavía hoy asombran el rigor analítico y la precisión técnica con la que aborda las condiciones de gestación de la obra de arte, a lo que se suma el vigor conceptual con el que proyecta su visión del mundo. "El gran hombre toma sobre sí el 'esfuerzo de la idea', dice Hegel; esfuerzo, en efecto; para fabricarlo hace falta una responsabilidad de enorme resistencia, responsabilidad ante el pasado, un saber extraordinario sobre relaciones y hechos, y una enorme intuición para aproximaciones y auroras".

DOBLE VIDA

Gottfried Benn

Traducción de Carmen Gauger

Pre-Textos. Valencia, 2003

170 páginas. 15 euros

ANTOLOGÍA POÉTICA

Gottfried Benn

Edición bilingüe de Arturo Parada

Cátedra. Madrid, 2003

303 páginas. 10 euros

Los escritos autobiográficos de Doble vida, reeditados con esmero por Pre-Textos y ejemplarmente traducidos por Carmen Gauger, representan una suerte de resumen de la obra en prosa de Benn que permite conocer a un teórico de una potencia impresionante. Pertenecen a lo más interesante que un artista haya escrito sobre sí mismo, tanto por la formulación de una estética como por el reflejo de los hechos históricos. Su primera parte, Vida de un intelectualista, data del año 1934, a la que su autor, en 1949, añadió una segunda parte, donde relata su trayectoria entre las dos fechas. Y ésta fue de lo más comprometida; en su afán de radicalidad, Benn se engañó, en un primer momento, sobre la índole de renovación social y cultural que planeaban instaurar los nacionalsocialistas. La ceguera le duró apenas unos meses, pero fue suficiente para pronunciar unos discursos de un escalofriante espíritu racionalista y marcial que, desde luego, también contaminó sus reflexiones sobre arte y poder. Por eso, la segunda parte deriva en un informe de justificación, donde Benn expone su situación: despreciado por los escritores exiliados, amenazado e inhabilitado como médico por los nazis. Su argumentación lleva al meollo de la discusión sobre el papel del artista en un régimen dictatorial.

Lo que aproxima al lector de hoy a la visión de este inusual poeta puro es precisamente la contradicción plasmada en el título de su libro, que corresponde tanto a la necesidad material como a un programa artístico. La doble vida del doctor Benn, médico destacado de día y bestia intelectualista de noche, hombre de ciencias escéptico y apasionado artífice de los "mundos de expresión", produce una conciencia aguda de lo fragmentario de "la realidad, la forma y el espíritu". Doble vida proporciona las herramientas conceptuales para aprehender esta problemática, que, según Benn, el mundo burgués suele esquivar. Su opción ante la oposición irreconciliable entre acción y espíritu es el arte, "última actividad metafísica dentro del nihilismo europeo".

Ya que en España existe un gran interés en la poesía alemana, como prueba la edición de las poesías completas de Paul Celan, la falta de una edición similar de una de las voces fundamentales de la poesía moderna se hace más acuciante. Hasta que algún editor ponga remedio, el lector tendrá que contentarse con antologías y, desde luego, la de José Manuel López de Abiada (Júcar, 1983) cubría estupendamente esta función, pero está agotada. El mérito de la presente recopilación reside en ofrecer una idea de la gran diversidad de la obra, aunque la selección, igual que la introducción, parecen dirigirse más a los germanistas. Es una lástima que los descuidos de edición y algunos gazapos de traducción empañen los logros del traductor.

Arturo Parada nos acerca al Benn del verbo ampuloso, de la voluntad artística, de los contrastes fuertes. En los versos del "pagano protestante", como le llamaba Else Lasker-Schüler, se une la violencia nihilista a la obsesión por el mito, la estricta objetividad de lo palpable a la melancólica empatía con dolor y muerte, la fe en la fuerza creadora de la vida al cinismo burlón: "Crisis de expresión y ataques de erotismo: / éste es el hombre de hoy, / el interior, un vacío, / la continuidad de la personalidad / queda garantizada por el traje, / que, si la tela es buena, dura diez años. // El resto, fragmentos, / medios tonos, / arranques de melodías de patios de vecinos, / espirituales negros / o Ave Marías".

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