"Con cerámicas, polímeros y metales imitamos la composición de los huesos"
María Vallet Regí es la segunda mujer que ingresa en la Real Academia de Ingeniería, la más reciente de las academias científicas españolas, fundada en 1994. Vallet es, desde 1990, catedrática de Química Inorgánica en la Facultad de Farmacia (Universidad Complutense de Madrid) y trabaja con biomateriales, sobre todo cerámicos. Nacida en 1946 en Las Palmas de Gran Canaria, "mi padre estaba destinado allí de notario", se licenció y doctoró en la facultad de Químicas de la misma universidad. En su discurso de ingreso, que leerá el próximo miércoles, presentará un panorama actualizado de los biomateriales y su uso como piezas de repuesto para el cuerpo humano, con especial atención a las biocerámicas.
"Tenemos que probar si los materiales que diseñamos les gustan a las células"
"Cuestiones como el sida o las 'vacas locas' han promocionado los materiales artificiales"
Pregunta. ¿Por qué una química en la Academia de Ingeniería?
Respuesta. Eso sería mejor preguntárselo a los miembros de la academia que me hicieron el honor de elegirme. Por mi parte, puedo decir que yo soy química inorgánica y que he investigado siempre en química del estado sólido, y luego, desde que entré en Farmacia, en biomateriales. Mi contacto con la academia proviene de este verano, cuando me llamó uno de sus miembros, Roberto Fernández de Caleya, recientemente fallecido, que conocía mi trabajo. Él sabía de mi trabajo desde que impulsó la investigación en biomateriales a finales de los años ochenta. Creo que ha sido uno de los grandes impulsores de la investigación en España.
P. ¿Cómo llegó a los biomateriales?
R. Cuando terminé la carrera empecé a trabajar en la facultad de Químicas en química de estado sólido, noestequiometría en perovskitas, nuevos materiales magnéticos, superconductores... Pero luego saqué la cátedra en Farmacia y el ámbito en el que me tenía que mover era distinto. Mis alumnos estaban interesados en ciencias de la salud, así que empecé a investigar en biomateriales, pero sin dejar de hacer lo que estaba haciendo.
P. ¿Siempre con biomateriales o también con materiales biológicos?
R. Con materiales inorgánicos, que tienen que ser compatibles con los tejidos vivos. Trabajo en materiales artificiales para sustituir tejidos duros. El uso de materiales biológicos para sustitución ósea presenta algunos problemas o complicaciones. Por ejemplo, los autoinjertos no siempre se pueden hacer y requieren dos operaciones, y los aloinjertos tienen el riesgo de transmitir enfermedades. Cuestiones como el sida o las vacas locas han hecho que se mire con simpatía a estos materiales artificiales que pueden dar muy buenos resultados. Si cada vez vivimos más y queremos calidad de vida, tendremos, igual que los coches, que pasar la ITV, lo que con frecuencia exige ir reparando muchas partes del cuerpo. Cada vez hay más materiales artificiales para sustituir distintas partes del organismo.
P. ¿Qué materiales son mejores?
R. No hay un material mágico. Cada problema tiene un material más adecuado para solucionarlo. Hay tres tipos de materiales artificiales -cerámicas, polímeros y metales- y todos los materiales compuestos que puedan diseñarse con estos tres. Elegir uno u otro depende de la patología: si hay que sustituir tejido blando, un polímero puede ser adecuado, si es un tejido duro, elegiría metales y cerámicas. No compiten sino que se complementan. De hecho, en algunos casos, como en las prótesis de cadera, se usan los tres tipos de materiales a la vez.
P. ¿Qué les falta a los materiales cerámicos?
R. Las cerámicas en general son demasiado rígidas y frágiles, pero son las más biocompatibles. El hueso, además de ser resistente, también tiene una cierta flexibilidad y eso no lo puede dar una cerámica, así que sería bueno llegar a un material compuesto para hacer una estructura ósea similar a la del hueso natural. Pero las cerámicas tienen otras aplicaciones muy interesantes; por ejemplo, los biovidrios que se implantan en cirugía maxilofacial hacen de precursores de huesos, consiguen que reaccionen con los fluidos fisiológicos y en un tiempo prudencial forman nuevo hueso.
P. ¿Daría la unión de diversos materiales lugar al material ideal?
R. La naturaleza nos dice que el hueso está compuesto de materiales orgánicos e inorgánicos, así que hace falta conseguir esos materiales compuestos con las mismas características de los huesos. Eso sería lo ideal, la panacea, pero no lo tenemos. Lo que hacemos es buscar mejorar los materiales actuales y hacer otros nuevos, lo que es más difícil, y siempre cumpliendo las reglas de oro, que sean biocompatibles y duraderos. Se trata de una disciplina joven en la que tiene que haber más masa crítica de investigadores.
P. ¿Cómo está la investigación en biomateriales en España?
R. Hace 15 años había poco o nada, pero se empezó a tener en cuenta y un programa de la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología, que es el que digo que impulsó Fernández de Caleya, hizo que muchos investigadores se fijaran en biomateriales. En 10 años el panorama ha cambiado mucho, pero aún no estamos donde deberíamos estar.
P. ¿Es una investigación que se hace junto a la clínica?
R. En mi caso, desde luego. De hecho lo considero fundamental. Yo trabajo sobre todo con traumatólogos y odontólogos, porque lo que hago son cerámicas para sustituir partes duras del esqueleto. La ciencia no tiene fronteras, es multidisciplinar, y el campo de biomateriales es un buen ejemplo. Hacen falta investigadores de ciencias puras, cómo química y física, ingenieros para hacer el diseño, biólogos y bioquímicos para saber si esos materiales son biocompatibles, si les gustan a las células y, desde luego, los médicos que realicen la operación. Son muchos los perfiles de científicos que tienen que trabajar conjuntamente.
P. ¿Cuáles son sus investigaciones más recientes?
R. Los materiales de sílice mesoporosos, con poros de 2 a 10 nanómetros. Estamos trabajando en la posibilidad de utilizar esos poros para introducir fármacos y posteriormente liberarlos de forma controlada. Estamos empezando, pero ya hay buenos resultados, aunque todavía tenemos poco publicado. Además, tengo la suerte de poder mantener las investigaciones que van bien en otras líneas como nanoapatitas, biovidrios y vitrocerámicas, e incluso sigo participando en trabajos de magnetismo. Pero siempre me interesa abrir nuevos campos, porque cuando ya has trillado un tema hay que buscar otro problema que te enganche.
P. ¿Cómo se ve el Ministerio de Ciencia y Tecnología desde la universidad?
R. En estos momentos, muy lejano. Yo estoy en proyectos del Plan Nacional, pero no se hace un esfuerzo suficiente. Creo que existe la sensación social de que la investigación al país no le importa gran cosa, y el ministerio, en este momento, es el reflejo de eso. Siempre hay otras prioridades antes que la ciencia. El presupuesto es claramente insuficiente.
P. Es usted la segunda mujer en ésta Academia: ¿Qué opina del papel de las mujeres en la ciencia?
R. Es verdad que hay mujeres válidas que no ocupan los puestos que deberían ocupar, pero creo que se debe a que las mujeres no han tenido formación universitaria durante muchos años, lo que hacía imposible que ocuparan puestos en el mundo intelectual, porque hablamos del mundo universitario. Pero creo que eso está cambiando y espero que dentro de unos años está pregunta no tenga sentido.
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