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Signos

Manuel Francisco Reina describe el itinerario amoroso en un poemario

El poeta Manuel Francisco Reina (Cádiz, 1974) acaba de publicar Consumación de estío, el libro con el que obtuvo el premio Ciudad de Irún de 2003, concedido por un jurado compuesto, entre otros, por Francisco Rico, Antonio Colinas y Félix Grande. Según el propio autor, Consumación de estío "nació bajo una idea unitaria hace nueve años, y se ha ido rehaciendo bajo el prisma de un amor bastante extremo".

Tras publicar otros poemarios como Razón del incendiario, Naufragio hacia la dicha o Del insumiso amor, así como la novela Los santos varones, el texto teatral Olimpo busca chico nuevo o la antología Mujeres de carne y verso, Manuel Francisco Reina se propuso en este nuevo libro describir el viaje incierto de la pasión amorosa. Su tema central es "el paganismo, la idolatría a la que se somete el objeto amado, y cómo evoluciona hasta caerse del pedestal".

"Al principio divinizamos a la persona amada, y conforme va llegando la consumación de ese amor, vamos apeándola de la divinidad. Los propios poemas del libro empiezan usando un lenguaje plagado de símbolos y metáforas para terminar ajustándose a una expresión más desnuda y directa", comenta el poeta.

Iconos de la modernidad

En ese proceso de despojamiento, Reina juega con referencias literarias e iconos de la modernidad. "Consumación de estío no renuncia al culturalismo clásico y oriental, y a la vez hace propios elementos extraídos de la cultura musical contemporánea, especialmente anglosajona. Eso permite que Cavafis y Juan Ramón estén muy presentes junto con figuras del pop de los últimos 20 años que han marcado mucho mi formación, como Madonna, Prince, Elton John, Joe Cocker o Janis Joplin", asegura.

Desde sus comienzos en el oficio de las letras, Manuel Francisco Reina no hubo de ir muy lejos para encontrar a sus primeros maestros. Fernando Quiñones y Pilar Paz Pasamar, con los que colaboró en diversos empeños, fueron para él "fundamentales por su manera de entender la literatura, su calidad humana, su necesidad de aprehender el misterio, lo mágico", recuerda.

Instalado en Madrid desde hace ya casi ocho años, el poeta fue extendiendo su devoción hacia otros nombres "de difícil catalogación". Ory, Juan Cobos Wilkins, Juan Carlos Mestre, Caballero Bonald, Antonio Hernández, García Baena o Ángel García López figuran entre sus favoritos. "Entre mis preferencias hay un peso muy fuerte de la poesía del Sur. Soy un andaluz irredento, aunque Madrid me ha aportado mucho y en mis últimos poemas hay más asfalto", confiesa. "En cualquier caso, esta condición sureña es para mí una manera de reivindicar mis señas, saber qué soy, que respiro. Es una forma de entender la vida, una manera poética de pisar la tierra", apostilla.

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