Servilismo
Aplaudieron los diplomáticos españoles y los becarios yanquis en el Congreso. La mayoría de los congresistas ni asistieron, ni le concedieron la medalla de oro. Este rasgo de sensatez entre los titulares del Poder Legislativo de la primera potencia mundial no deja de ser un pequeño alivio.
Una vez más, el señor Aznar babeó servilismo ante los halcones del señor Bush. Quizá le sirva para situarse personalmente, pero flaco servicio el que está haciendo a su patria y a Europa.
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