La bruma en las conciencias
Felipe González se explayó durante media hora en la cena-coloquio. Antes, en la presentación de Zapatero, se atuvo al guión y apenas habló diez minutos. En esta primera intervención dejó una estela de interrogantes, que luego aclararían él y Zapatero. "José Luis, a ti te toca la tarea de reencauzar la política con mayúscula y proyectar el futuro contra el que ya corremos, para recuperar el tiempo perdido y asumir ese papel de centralidad que a veces percibo brumoso en la conciencia de los socialistas", le dijo.
Luego quedó claro que "centralidad" no quiere decir ni política de centro ni centralismo, sino papel preeminente. Y la bruma en las conciencias socialistas se refiere a que en ocasiones, en la familia socialista, algunos no se han creído que, en efecto, este partido es determinante en la vida de España, tanto si está en el Gobierno como si está en la oposición.
Ese problema no lo tiene Zapatero, según González, ni según el propio secretario general, que alguna vez ha tenido que regañar a los suyos para que sean conscientes de la importancia que tiene, ha tenido y debe tener el PSOE en España.
González ve cualidades en Zapatero para que desempeñe ese papel central. "José Luis, eres firme en las convicciones, tienes más gente para la tarea que nunca tuvo nadie, tienes impulso para mantener la cohesión de España, y para ese trabajo cuentas con mi apoyo y mi respeto", le ofreció. Zapatero le sonrió ante este ofrecimiento, y continuó con la sonrisa incluso cuando al final algunos compañeros consideraron que la intervención vehemente del ex presidente se había superpuesto a la del actual líder del PSOE.
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