¿Vuelve el No-Do?
Desde pequeño he tenido la costumbre de frecuentar los cines Balañá. El pasado viernes
decidí ir a el estreno de la película 21 gramos y me llevé un gran chasco.
Tenía entendido hasta ahora que el cine era un arte para abstraerse de la realidad, pero ¡oh, sorpresa!, uno de los anuncios emitidos era propaganda electoral del Partido Popular, hecho que me enfureció bastante y me incomodó de tal modo que impidió mi disfrute de la proyección.
¿No tienen bastante con colarse en nuestros buzones que también se nos cuelan impunemente en algo tan libre y personal como puede ser el ir a ver una película? Desde luego, uno compara con otras épocas y se acuerda del No-Do. ¿Es de recibo que, habiendo pagado religiosamente mi entrada, nada barata por cierto, el cine Palacio Balañá (¿lo harán también otros cines?) admita propaganda de un partido político?
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