Desmarques de la realidad
Félix J. Palma publica 'Los Arácnidos', que obtuvo el Premio de Relatos Cortes de Cádiz
Félix J. Palma (Sanlúcar de Barrameda, 1968) obtuvo el pasado año el I Premio Iberoamericano de Relatos Cortes de Cádiz con su libro Los Arácnidos. Dicho volumen, elogiado por un jurado encabezado por Felipe Benítez Reyes, Agustín Cerezales y Leonardo Valencia, acaba de ver la luz en la colección Calembé, que promueve el Ayuntamiento gaditano.
Palma suma este nuevo título a los anteriores El vigilante de la salamandra, Métodos de supervivencia y Las interioridades, que le han deparado una alta consideración por parte del público y la crítica. "Mi intención al escribir Los Arácnidos era confeccionar un libro de relatos que fuese un paso más allá del anterior. Sigo mostrando las interioridades del mundo, pero en este caso trato de hacerlo mediante los mecanismos del absurdo. Lo fantástico, por tanto, no surge de lo mágico, como ocurría en la mayoría de los cuentos de El Vigilante de la salamandra, sino de contar con naturalidad un hecho inverosímil o exagerar hasta el límite una situación cotidiana. Por lo que creo que es mi libro más abiertamente humorístico, recorrido por calambrazos de hilaridad", comenta. "Lo que pretendo con mis relatos en general es abrir esas escotillas que conducen a una realidad nueva, revelar el mundo despojándolo del racionalismo, hablar de los problemas de la condición humana desde un ángulo inédito, desde esa perspectiva insólita que sólo puede darte el fantástico o el absurdo", añade.
Todo ello sin descuidar una concepción unitaria que, en los libros de Palma, "casi siempre viene determinada por el estilo, y el aire disparatado o insólito" de sus historias. "Pero no me gustan los libros de cuento unitarios, creo que deben ser lo más plurales posibles, no ser la cansina repetición de una obsesión", puntualiza el autor.
Joven maestro de la narrativa corta, el sanluqueño no duda de que hay fórmulas seguras para escribir buenos relatos, "aunque a veces los mejores surgen precisamente por no seguir esas recetas". "Rompiendo las reglas es como se abren los caminos, pero tampoco comparto ese tipo de destrucción experimental y desbocada que en la mayoría de los casos no hace sino ocultar la nula capacidad del autor en cuestión para la construcción de una historia. Los relatos que más me atraen son los de estructura clásica, cerrada, que, como los boleros, cuentan una historia. El buen relato es aquel que fluye con una lógica interior que no chirría, aquel que alcanza el final inevitable, el final que le corresponde desde su primera línea", dice. Sus exigencias como lector son similares: "que me emocione y engañe, y que estimule mi visión del mundo, que me haga contemplar la realidad de otra manera. Que me haga desear, en fin, haberlo escrito yo", afirma el escritor de Sanlúcar.
Como lector voraz y atento a la actualidad literaria, Palma confiesa su devoción por "los autores que practican el cuento clásico, esa tradición que nace en Poe y continúa en Borges y Cortázar". "Especialmente este último, autor que ensanchó mis horizontes literarios, señalándome nuevas maneras de conducir una trama y enfocar una historia. En general, los que más me interesan son aquellos que se desmarcan de la realidad, aquellos que en vez de plagiarla buscan interpretarla. También me interesan muchos los escritores lúdicos que hacen de la literatura una fiesta, robándole toda solemnidad, siguiendo la estela de Calvino, como hoy hacen Hipólito Navarro, Millás, Bonilla o Orejudo", asegura.
Humor, intriga y fantasía, el narrador no parece despreciar ningún subgénero literario. En sus comienzos, según reconoce él mismo, cultivó con entusiasmo la ciencia-ficción. "Siento una especial debilidad por el género fantástico, género que me ha gustado desde siempre. Pero no me gusta acogerme a los mecanismos de los géneros, me gustan más los géneros adulterados, aquellos que se enriquecen con el contagio de otro. Creo que cada día hay más novelas que imbrican géneros, y suelen depararnos mayores sorpresas. Casualmente, el relato que da título al libro es un relato de humor-terror. También hay una revisión de un cuento popular, cosas así. En general, he tratado de jugar de una manera más arriesgada con los cuentos en este libro, practicar el golpe de timón a sus argumentos, buscarles un desenlace sorpresivo pero coherente", comenta Palma.
"Estoy trabajando desde hace unos meses en un relato que tendrá unas 200 páginas. Y que la gente creerá que es una novela, aunque no tendrá personajes secundarios, ni subtramas, ni digresiones ni demás afeites de la novela. También quisiera practicar el microrrelato, subgénero que nunca he tocado. Me encuentro en un periodo de inquietud literaria, por llamarlo de alguna forma", concluye el escritor gaditano.
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