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Análisis:'LATRELEVISIÓN' / TELE 5
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Programa piloto

Latrelevisión (Tele 5) es un paso más en la evolución del humorista Carlos Latre. Curtido primero en la radio y potenciado por Crónicas marcianas, Latre está protagonizando una evolución marcada por su capacidad de adaptación a un medio donde tan peligroso es el exceso de ambición como la fosilización. Intentar la experiencia en solitario con un especial vagamente trimestral es un modo prudente de no quemarse y mantener el nivel de su trabajo en Marte. Reciclando lo aprendido en su gira junto al inclasificable Xavier Deltell, su socio en esta experiencia, Latre ha decidido concentrar su bagaje en un formato que, por su asiduidad casi trimestral, permite aplicar procesos de posproducción y recursos tecnológicos inusuales. El resultado, sin embargo, es desigual. Si el talento de Latre y la calidad de las caracterizaciones son indiscutibles (sensacional la creación del Fary-gnomo), su capacidad para enlazar situaciones tan diversas y mantener un hilo argumental es más discutible.

Como le ocurría al imitador de voces del que escribía Thomas Bernhard, Latre pierde personalidad cuando ejerce de sí mismo y, sin la discontinuidad que tiene en CM, parece estar mejor acompañado que solo. Que le respalden Boris Izaguirre o un testimonial Javier Sardá, o que los imitados compartan con el imitador ciertas escenas (probablemente las mejores, con Carmen Vijande o Lluís Llongueras) ayuda aunque no resuelve. A medida que transcurren los minutos parece que Latre ha hecho un brillante catálogo de su potencial paródico, pero que debería reforzar lo que se dice ante la espectacularidad del cómo se dice. Por suerte, se trata de un problema corregible. Cabe destacar la aportación de Agustín, El Casta, un monologuista que se atreve a protagonizar un irreverente delirio en el que convierte el lorquiano Verde, que te quiero verde en el himno de la benemérita que le ejecutó. Que Antonio David salga vistiendo el uniforme en un gag sobre el 23-F completa su currículo de herejías con el cuerpo. El despliegue técnico y su reflejo en pantalla son brillantes. El esfuerzo de posproducción y los recursos utilizados, que permiten parodiar dibujos animados, informativos o, como en Forrest Gump, añadir personajes a escenas históricas, se justifican a través del nexo de una máquina situada en un escenario con un público abiertamente agradecido. Este debut, pues, es una especie de programa piloto de lo que podría ser Latrelevisión y un saludable intento de unir dos prodigios: la versatilidad de Latre y la tecnología al servicio de la televisión.

[Latrelevisión fue seguida el pasado domingo en Tele 5 por una media de 4.929.000 espectadores (26,7% de cuota de pantalla). A la misma hora, Cruz y Raya.com IV lideraba el día como el espacio más visto (5.785.000, 30,6% de share, TVE-1)].

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