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Una situación diferente a la que provocó la crisis asiática

Aseguran los economistas que las perspectivas de crecimiento chino a largo plazo son bastante brillantes, incluso si llega a producirse una apreciación del yuan o renminbi, actualmente ligado al dólar. Pero que esto no quiere decir que por el camino no se produzcan altibajos. Entre 1995 y 1997, el anterior primer ministro, Zhu Rongji, orquestó con éxito un plan de austeridad que condujo la recalentada economía a un aterrizaje suave.

La situación, en cualquier, caso, es diferente de la que se produjo en el 97 en el sureste asiático, coinciden los analistas. "Las inversiones en esos países se hicieron con dinero extranjero. Cuando salió ese dinero, todo se derrumbó. En China, hay también un exceso de inversión, pero no tiene un problema de deuda externa y su liquidez es muy alta", dice Tao Dong, de Crédit Suisse First Boston. Tao prevé que se producirá un aterrizaje duro en inversión, un aterrizaje suave en el conjunto de la economía y ningún aterrizaje en el consumo, y no descarta que se implante un plan de austeridad, lo que tendría importantes consecuencias para el resto del mundo, especialmente Asia. Para Goldman Sachs, la economía, simplemente, no va a aterrizar, ni de forma brusca ni suave.

Las previsiones de crecimiento para este año son optimistas. El Hong Kong and Shanghai Banking ha anunciado un 7,5%; Morgan Stanley, un 7,8%; CSFB, un 8,2%, Deutsche Bank, un 8,7%. Y por encima de todos, Goldman Sachs, un 9,5%, gracias "al consumo, la inversión y las exportaciones. La cifra oficial del Gobierno es del 7%".

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