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Reportaje:

'Jose', contra los elementos

Reyes pasa su primer día en Londres en medio de una gran nevada y ante el escepticismo de la hinchada del Arsenal, temerosa de la posible marcha de Henry

La llegada de José Antonio Reyes a Londres coincidió con el día más frío del invierno en las islas británicas. Nevó en la capital como hacía mucho que no lo hacía y, en la vecina isla de Irlanda, por primera vez desde hacía casi dos décadas. Reyes compartió protagonismo en los medios con el primer ministro, Tony Blair, en el ojo del huracán por la publicación de las conclusiones del informe de Lord Hutton sobre la sospechosa muerte del doctor Kelly, en la relación con la invasión de Irak.

Blair ocupaba las primeras páginas y Reyes las últimas, las dedicadas a los deportes. Sorprendentemente, la prensa y los aficionados británicos se han tomado el fichaje de Reyes, el más caro de la historia del Arsenal y el tercero en la de la Premier League, como algo exótico. Algo que amenaza con convertirse en sambenito.

Aparte de la desazón que le puede producir el clima londinense a un sevillano (al fin y al cabo es un profesional, excelentemente remunerado) la nueva vida de Reyes en Londres y en el Arsenal es diametralmente opuesta a la que ha vivido hasta ahora. De momento, para pasar su primera noche, el Arsenal le ha alejado de Londres y le ha dado cobijo en un hotel de Lutton, localidad ubicada a una hora de coche de la capital, que ayer fueron dos por culpa de la nieve. Allí es donde se entrena el Arsenal y allí permanece Reyes junto a su hermano y su representante.

Arséne Wenger ha cifrado el fichaje en unos diez millones de libras, alrededor de quince millones de euros, diez este año y cinco el próximo, que es lo que pagará el club londinense en contante y sonante. El presidente del Sevilla, José María del Nido, cifró el martes la operación por encima de los 35 millones de euros que le costó David Beckan al Real Madrid. Del Nido suma los millones que deja de pagarle a Reyes por el contrato que éste tenía con la entidad andaluza hasta el 2010, además de los pluses que se derivarían del número de partidos que jugara Reyes en el club londinense y los títulos que este equipo podría lograr con él en la plantilla. Sea como fuere, es el jugador más caro del Arsenal, superando el fichaje de Sylvain Wiltord en 2000, por 13 millones de libras en total.

La nieve había congregado ayer a varias decenas de aficionados del Arsenal en su pub más señero, The Gunners (Los Cañoneros), en la esquina entre las calles Black Store Rud y Elwooe Street. La llegada de Jose (así sin acento), ha sido como la salida del Sevilla del jugador, según sus propias palabras "agridulce". Un hombre de nariz colorada parapetado tras una pinta de cerveza rubia, llamado Richard, lanzaba maldiciones al tiempo que se alegraba del fichaje.

Más feliz se mostraba la camarera del local por aquello de que Reyes es moreno. "Y a mí me encantan los morenos", reconocía tras una inacabable sonrisa.

Cuentas poco claras

Entre las fotos de Bertie Nee, Martin, Keown o Cliff Baisten, el sonrosado Richard encarnaba el temor de casi todos los forofos del Arsenal: que la compra de Reyes signifique la venta de Thierry Henry a final de temporada. El jugador francés, por cierto, lleva unos días fuera de la ciudad.

Y es que el Arsenal no tiene las cuentas demasiado claras. En teoría necesita juntar 600 millones de euros para construir un estadio de 60.000 asientos en Ashburton Grove, recientemente ha recibido un crédito de 60 millones del banco Barclays, pero nadie se pensaba que lo iba a gastar en un fichaje de invierno.

La última duda es saber lo que su equipo espera de él. Desde las oficinas de comunicación del club londinense, se alababan ayer las muchas cualidades del joven jugador y se llegaba a asegurar que podría llegar a ser una mezcla entre el Overmars de sus mejores tiempos y también del mejor Bergkamp. Reyes jugará con el número 9, pero eso -por supuesto, está Henry- no significa que vaya a ser un punta nato. Las dudas sobre su ubicación podrían resolverse el fin de semana, pues Reyes podría debutar frente al Manchester City. Y lo podrá hacer gracias a la federación española. El futbolista está sancionado con un partido, y tendría que haberlo cumplido en Inglaterra de no mediar el indulto federativo.

Curiosamente, el episodio futbolístico más recordado por la prensa inglesa ayer (tanto la seria, como la zafia), fue uno ocurrido en el año 2001, con motivo de un gol marcado por Reyes al Valladolid. En la celebración posterior, con varios jugadores abrazados en el césped, al sevillista Gallardo no se le ocurrió otra cosa que morder el pene de Reyes. Los medios británicos reprodujeron ayer con detalle la escena. El rotativo The Sun llegó más lejos y bautizó al nuevo jugador del Arsenal como La pelota hinchada, en contraposición al hoy madridista Beckham, al que apoda La pelota de oro.

Reyes, ayer en Londres, camino del reconocimiento médico.
Reyes, ayer en Londres, camino del reconocimiento médico.DIARIO AS

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