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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Morir dos veces

Sólo desde la óptica de la crueldad es concebible el estado de hacinamiento y desidia en que se ven inmersos, por regla general, los enfermos que pasan por los boxes de urgencias del hospital Doce de Octubre. Y si no, ¿puede alguien, entre todo su amable departamento, argumentar sin miedo a sonrojarse cómo es humanamente posible que un paciente diagnosticado de cáncer al que apenas dan meses de vida, deba esperar interminables colas para una simple revisión?; o, más aún, ¿cómo puede verse forzado a pasar más de 20 horas sin que nadie le informe, aunque sólo sea por caridad, si habrá o no cama para su ingreso? No se preocupen. De ustedes no deseo ya ninguna respuesta.

Sinceramente, no creo que haya nada que esté en sus manos que pueda resarcirnos a toda la familia de las lamentables circunstancias que han rodeado desde el primer momento la enfermedad crónica de nuestro paciente enfermo. Es obvio que ni somos la única ni, mucho menos, podemos representar el caso más extremo de dejadez que ustedes se hayan echado al olvido.

Mi única pretensión con este escrito es hacer constar mi más firme repulsa hacia una (¿cómo llamarla?) política hospitalaria que condena al común de los ciudadanos a la más cutre de las sanidades públicas. Tampoco creo que todo el mérito sea sólo de ustedes. Vaya, por contra, mi reconocimiento a los muchos profesionales que desempeñan su valioso trabajo en este hospital, aun padeciendo a diario las condiciones de escasez y falta de medios de todo tipo. A veces, lo único que se les echa en falta es un simple gesto de humanidad en el que reconocerse.

Si el ser humano es el único animal que nace dos veces (una de los padres, otra de la sociedad), cumple a ustedes esta otra de que también se puede morir dos veces: una indefectiblemente; la otra, de pena, cosificado en los pasillos que ustedes dirigen.

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