El despilfarro del Inter
Moratti deja la presidencia tras invertir en nueve años 500 millones de euros para lograr un solo título
El FC Internazionale de Milán tiene una larga tradición de desgracias. Digamos que, puesto a su lado, el Atlético de Madrid parecería un dechado de fortuna. Los números de los últimos nueve años, bajo la presidencia de Massimo Moratti, resultan espectaculares: 500 millones de euros invertidos en una rotación frenética de 102 jugadores y 10 entrenadores, que no han aportado a las vitrinas más que una simple Copa de la UEFA en 1998. La dimisión de Moratti, esta semana, supone el reconocimiento del enésimo fracaso en la historia de la sociedad.
Moratti, que compró el Inter en febrero de 1995 por 50.000 millones de liras (unos 5.000 millones de pesetas de entonces), seguirá siendo el propietario. Al menos mientras su fortuna personal, procedente del negocio petrolero, siga permitiéndoselo. "Iré al estadio, no quiero vender y seguiré gastando mi dinero, nunca he puesto en el Inter un euro de las empresas familiares", afirma.
Moratti, de 59 años, hijo del Moratti que presidió el Inter en los años gloriosos de Helenio Herrera, Mazzola y Riva, encaja como nadie en el papel de dueño de una sociedad conocida como "la Bienamada". Es rico, bien educado, caballeroso y bueno, colgó de una ventana de su casa la bandera arcoiris de la paz para oponerse a la guerra de Irak, dona cada año fortunas a sociedades benéficas y de ayuda a drogodependientes y no se le conoce otro vicio que el del tabaco; en un mundo tan soez y corrupto como el del fútbol italiano, hace el papel el papel de gorrioncillo inocente. Nadie dice de él una mala palabra. Pero no gana un título ni por casualidad.
Esta semana asumirá la presidencia, si no se produce una sorpresa típicamente interista, un tipo tan cortés como él: Giacinto Fachetti, lateral izquierdo del Inter en la época dorada, alto y elegante, "mano derecha" de Moratti durante los últimos años. Fachetti intentó convencer a Moratti de que no dimitiera, pero el propietario le explicó que esta vez no volvería atrás, como hizo tras renunciar en 1999: "En nueve años he despedido jugadores y entrenadores; como no puedo despedir a la afición, me despido yo mismo". Y añadió: "Estoy harto de perder".
Bajo el mandato de Massimo Moratti, el Inter ha visto pasar por su vestuario jugadores como Ronaldo (casi siempre lesionado), Roberto Carlos (vendido al Real Madrid porque al entrenador Hodgson le parecía "mal defensor"), Zamorano, Simeone y Crespo. Ha hecho las trampas contables habituales en el calcio, como intercambiar futbolistas mediocres con otros clubes concediéndoles un valor astronómico, y aún así el balance ha arrojado unas pérdidas anuales medias cercanas a los 25 millones de euros. Y ha asistido a una cadena de desgracias. Las últimas, la pérdida del scudetto en la jornada final de la temporada 2002, con una derrota 4-2 frente a un Lazio que no se jugaba nada y pese a alinear una delantera con Ronaldo y Vieri, y en 2003 la eliminación en semifinales de la Champions frente al Milan, 1-1 en la ida y 0-0 en la vuelta: si el sorteo hubiera fijado el primer partido como Milan-Inter, y no Inter-Milan (al fin y al cabo, comparten estadio), los negriazules habrían estado en la finalísima de Manchester. Pero no. Típico Inter.
¿Por qué tanta desgracia? El escritor Beppe Severgnini, tifoso y cronista oficioso del Inter, sostiene que a diferencia del vecino de ciudad, el Milan, masculino en italiano y dotado de características más o menos masculinas (predecibilidad, regularidad, solidez, escasa brillantez), la Inter (femenina en italiano) es "seductora, ocasionalmente neurótica, a veces inexplicable, definitivamente sexy". Otros opinan que la bondad de Moratti y la paciencia de los entrenadores que ha contratado estos años (Héctor Cúper, por ejemplo) han consentido un vestuario cada vez más caprichoso y errático, en el que nadie se sacrifica ni se compromete con los colores y en el que nadie, salvo el capitán Zanetti, quiere asumir el liderazgo.
Este año, el Inter ya ha sido eliminado de la Liga de Campeones y de la Copa de Italia y está a muchos puntos de la cabeza de la Liga. La temporada se da por perdida. Y Fachetti promete "continuar el trabajo de Moratti". Cientos de miles de interistas se disponen a seguir sufriendo.
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