Yeste dobla el brazo a Molina
El Athletic apela al fútbol racial para tumbar al Deportivo, que no supo aprovechar su superioridad en ocasiones de gol
Por el campo, sinuoso, es decir rápido y lento según donde, por la lluvia, pertinaz, por el estilo clásico del partido, de esos condenados a la ida y vuelta, al juego pendular, no era el día de los medio puntas. Ni Valerón, ni Yeste (sobre todo) le encontraban el tacto al balón, ni la pausa al partido. La visceralidad les sobrepasaba. Se preveía un partido lleno de balones divididos, de entradas al límite, de imprecisiones en la entrega, de andar listo a cualquier circunstancia.
Y algunos no estaban listos. Por ejemplo Diego Tristán, incapaz de leer ninguna jugada y, lo que es peor, de acompañarla cuando surgía un contragolpe del Depor casi siempre estructurado por la velocidad de Luque (muy intermitente) o la habilidad de Sergio, reconvertido en extremo por la ausencia de Víctor. La generosidad de Luque y la lentitud de Tristán impidió el gol del Deportivo en una acción jocosa. Con todo a favor, mano a mano con Aranzubia, Luque hizo el paso de la muerte, pero Tristán estaba a mil kilómetros de la jugada.
ATHLETIC 1 - DEPORTIVO 0
Athletic: Aranzubia; Javi González, Prieto, Karanka, Del Horno; Gurpegui, Tiko (Orbaiz, m. 45); Etxeberria, Yeste (Guerrero, m. 73), Ezquerro (Lacruz, m. 82); y Urzaiz.
Deportivo: Molina; Manuel Pablo, César, Andrade, Capdevila; Duscher (Munitis, m. 68), Mauro Silva; Sergio (Djalminha, m. 78), Valerón, Luque (Fran, m. 79); y Tristán.
Goles: 1-0. M. 50. Manuel Pablo corta la internada de Etxeberria; Yeste dispara sobre la marcha, y dobla la mano de Molina entrando mansamente en la red.
Árbitro: Pino Zamorano. Amonestó a Capdevila, César y Manuel Pablo
Unos 30.000 espectadores en San Mamés.
El equipo de Irureta echó en falta a Valerón, poco activo, y el Athletic, el juego por las bandas
Eso era el partido. Un clásico: fútbol por los extremos y atasco en las vías centrales. Al Athletic le ocurría lo mismo, con una diferencia, le costaba un potosí desbordar por los costados, lo que automáticamente anulaba las posibilidades de Urzaiz en el área.Sólo las arrancadas de Javi González por el costado derecho desarmaban al Deportivo por la indolencia de Luque en las tareas defensivas. Cuando el Athletic llegaba por ahí, ocurría algo. Pero llegaba pocas veces.
El Depor malgastó tres balas en la primera mitad: un disparo de Duscher, un cabezazo de Valerón -ambos retenidos por Aranzubia- y la jugada jocosa de Luque con Tristán que acabó en ninguna parte. El Athletic simplemente se asomaba con más ímpetu que elaboración, con un fútbol más directo que de toque. Apenas un disparo de Javi González le puso en apuros a Molina.
Pero lo cierto es que el partido no era de nadie. Nadie se imponía táctica ni físicamente , todo iba y venía, con unos granos más de raciocinio deportivista, con unos granos más de voluntarismo del Athletic. Mucho esfuerzo, pero pocas ocasiones.
Y en esto, tras el descanso, llegó Yeste, con su nuevo look de indio navajo, y empaló un despeje de Manuel Pablo, que dobló la mano de Molina y entró cuando parecía que el portero había realizado una magnifica parada, el balón llegó a la red, convirtiendo un magnífico disparo en un un gol afortunado y una buena parada en una especie de error.
Valverde había decidido maniatar a Valerón dentro entrada a Orbaiz con la misión de esposarle. Y lo consiguió. No estaba el canario para muchos trotes, pero por si acaso, el Athletic le puso el candado para impedir su resurrección. El gol agudizó ese perfil, obligando al Deportivo a meter una velocidad más cuando más lento se ponía el campo, cuando más apagado estaba Valerón y cuando la sociedad Luque-Tristán daba tantas muestras de compañerismo como de distancia. Una vez se asociaron de verdad y Luque marcó, pero el árbitro auxiliar levantó el banderín anulando un gol legal. No hubo muchas más noticias de ellos.
El Athletic, por vez primera en algún tiempo, se agrupó con sentido. Lejos de dejar espacios, escalonó el equipo y redujo el campo al tamaño de sus necesidades. Para correr estaba Ezquerro en una bella pugna con Manuel Pablo. Electricidad en la banda.
Irureta movió pieza Tres destacados como Duscher, Sergio y Luque, agotados, dejaron paso a Munitis, Fran y al rebelde Djalminha. Más que las cualidades de los futbolistas se imponía su fortaleza física y mental.
El Athletic estaba entregado al sudor, al achique de espacios, a la disputa del balón como si fuera el último partido de Liga tras un mes sin ganar. Y le salían las cuentas. Simplemente se jugaba más atrás, pero no con superioridad real del Deportivo que apenas contó con un reverso de Tristán en el área que salió rozando el poste. Una habilidad propia del delantero andaluz, facilitada por la impericia de Luis Prieto que le entregó medio metro a un delantero de manual. Tristán, ya enchufado, quizás enfadado, tuvo la última ocasión en un cabezazo que rozó el poste. Tristán se enchufó tarde, cuando había malgastado la cartuchera y cuando el Athletic ya creía en la victoria. tanto que la consiguió en un derroche de energía.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.