Hacia la mezcla
Dice un informe (Fundación de Cajas de Ahorros) que dentro de diez años el 27% de la población será de inmigrantes. Me gustaría verlo. El informe sigue diciendo inmigrantes, sin creer que estarán integrados. Pero España es país de mezclas, y es lo mejor: un país muchas veces conquistado y fundido, y árabes, romanos y judíos se mezclaron aquí, y algo queda de fenicios y cartagineses, y hay rostros de vándalos por todas partes, y de suevos y alanos: desde el centro monárquico de España (la plaza de Oriente) nos miran sus estatuas. No hay más que mirar en la calle y ver las caras. Luego son separatistas, pero ésa es una cuestión mental. Y el intelectual obseso se plantea el problema de qué es España: son ínfulas. El problema de Italia dividida en principados y reinos y repúblicas, el de Alemania y sus länder, o el de normandos, galeses y fineses, georgianos y ucranios. O las argentinas de españoles, italianos, franceses y empresarios de todo el mundo. Éste es un problema de intelectuales españolistas: España es lo que es, y lo que será con doce o trece millones de "inmigrantes" y poca natalidad. El problema es el de los puros: la sangre azul, las castas dominantes, los apellidos gloriosos. Unos tipos más feroces en las batallas se quedaron con los territorios y no quisieron mezclarse más que con otros feroces de otros lugares, y fastidiaron el sentido de la especie que, como se sabe ya, era el de las mezclas continuas: por eso la reproducción sexuada. Y si todavía algunos rechazan la clonación es porque creen que puede detener la multiplicación geométrica producida durante siglos por la mezcla de diferentes. Voy a más: lo peor de esta tierra, el verdadero problema de España, es que el dinero, las armas y las religiones las siguen dominando las castas "puras", mientras que el buen pueblo se mezcla: "Dios, qué buen vassallo, si oviesse buen señore!". Los siglos han demostrado que el buen "señore" no existe. Si hay pueblos que no quieren mezclarse, como los vascos por el RH, o los catalanes por su tradición cultural (porque están genialmente mezclados como todo gran puerto de mar y tierra de inmigración) es por odio al mal señor: Carlos V o José María Aznar. No es raro que el bullir nacionalista haya rebrotado ahora: no es que no quieran ser súbditos españoles, es que el españolismo de Aznar es malo. Ojalá vengan los inmigrantes, ojalá se mezclen, ojalá gobierne el pueblo.