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Reportaje:

"Sigo enferma, pero me quiero más"

Manuela de Madre explica cómo ha logrado mantenerse en la primera línea política pese a sufrir fibromialgia

Miquel Noguer

Barcelona Veinte meses después de abandonar la alcaldía de Santa Coloma de Gramenet aquejada de una fibromialgia que la mantenía en la cama día sí día no, Manuela de Madre se sigue considerando "una enferma". "Pero soy una enferma que comienza a conocer su enfermedad", aclara. Y precisamente esto, según explicó ayer, la ha ayudado a mantener su actividad política como diputada socialista en el Parlament y, sobre todo, a participar activamente en la última campaña electoral.

Esta última decisión le comportó no pocas críticas por parte de otros enfermos de fibromialgia, quienes consideraron que, manteniéndose en la primera línea política, De Madre lanzaba el falso mensaje de que la fibromialgia no es tan grave y puede curarse. Ayer, durante la presentación de unas jornadas de la Fundación de Afectados de Fibromialgia y Fatiga Crónica, De Madre aprovechó para defenderse.

"Estoy enferma, sigo estando enferma, pero he aprendido a cuidarme, a quererme más y sé hasta dónde puedo llega; por eso abandoné la alcaldía de Santa Coloma, que me obligaba a hacer jornadas laborales de 12 y 13 horas". Si no podía ser alcaldesa, ¿Por qué decidió mantenerse en la política activa, ir de número dos en la lista de Pasqual Maragall y asumir la presidencia del grupo socialista en el Parlament? "Porque el trabajo en el Parlament me permite hacerlo de otra forma, algunos días, incluso desde la cama, con el ordenador y el móvil y sin que nadie tenga que saber dónde estoy".

Aunque la fibromialgia puede presentarse con intensidades diferentes, no tiene curación y provoca síntomas como un dolor crónico generalizado, sueño que no resulta reparador y migraña. El presidente de la Sociedad Española de Reumatología, Jordi Carbonell, recordó que la fibromialgia afecta al 2,8% de la población adulta española y especialmente a mujeres de mediana edad.

De Madre afirma haberlo pasado muy mal. "Y a veces no tanto por el dolor como por la incomprensión y por el sentimiento de culpabilidad al tener que dejar de hacer algo".

Su vida ha cambiado desde que abandonó la alcaldía. "Junto a mi familia decidimos cambiar de piso. De uno que tenía tres plantas hemos pasado a otro de un solo nivel y con ascensor desde la calle. No podía con las escaleras, ¡las he llegado a subir a gatas!", explicó ayer con su pasión habitual. Sigue trabajando lo que puede "aunque algunos días, como hoy [por ayer] me haya costado mucho levantarme". Ayer apareció bien arreglada, maquillada pero con cara de cansancio. "He pasado unos días malos", se justificó. En estos "días malos", De Madre apenas sale de la cama, pero no puede evitar sentirse un tanto privilegiada. "Yo tengo la suerte que mi trabajo me permite estos altibajos, pero no puede hacer lo mismo una peluquera o una ama de casa".

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¿Cómo aguantó, pues, el ritmo de la última campaña? "No fue tan difícil. Me levantaba a la una, descansaba hasta media tarde y, después me llevaban en coche directamente al mitin". A pesar de estas facilidades, De Madre recuerda que tuvo que cancelar dos de sus intervenciones. "No podía más".

Las cartas al director en diversos periódicos en las que se criticaba que mantuviera la actividad política pese a estar enferma o se ponía en duda que lo estuviera, no la afectaron mucho. "Cuando decidí ir de número dos en la lista de Maragall sabía que mi caso focalizaría la atención y que se pondría en marcha una campaña contra mí", explicó. "Lo que me chocó un poco es que estas cartas fueran firmadas casi siempre por hombres, cuando la fibromialgia afecta mayoritariamente a las mujeres". Después, explica, se enteró que alguno de los autores de dichas cartas "pertenecían a partidos políticos distintos al mío", aunque admite que "otros eran afectados que realmente creyeron que esto tenía curación".

Sobre las preguntas de muchos afectados sobre si la ex alcaldesa había seguido algún tratamiento especial, De Madre asegura que no hace más que seguir los consejos de su médico. "Una dieta sana, masajes y, lamentablemente, aprender a renunciar a muchas cosas".

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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