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Reportaje:GESTIÓN Y FORMACIÓN

Iberdrola hace mudanza

La eléctrica concentra a 1.200 empleados de Madrid en un solo edificio, con lo que ahorrará 5 millones de euros al año

Amaya Iríbar

Las grandes empresas españolas están de mudanza. Compañías como Endesa, Iberdrola, SCH, Telefónica o Repsol YPF han cambiado su sede madrileña o lo harán en los próximos años. La dificultad de estos procesos es siempre cómo hacer el traslado sin entorpecer la actividad y con el menor coste posible. Iberdrola, cuya sede social está en Bilbao, ha elegido el camino rápido: aprovechar un edificio en construcción y adaptarlo a sus necesidades. En cuatro meses, ha trasladado a 1.200 empleados.

El número de despachos se ha reducido, priman las áreas abiertas y existen más de 110 salas de reuniones diferentes

Hasta hace poco más de un mes los empleados de Iberdrola en Madrid se repartían entre 14 edificios diferentes, muchos de ellos inmuebles antiguos en el céntrico distrito de Salamanca, uno de los más caros de Madrid. Los responsables de la compañía eléctrica llegaron a la conclusión de que era conveniente concentrar a la mayoría de ellos en un gran centro que cumpliera con los requisitos de una empresa moderna: espacios mejor aprovechados, lo que casi siempre implica menos metros cuadrados por empleado y menos despachos, mucha luz y la tecnología más avanzada.

"El uso que los empleados hacen de su espacio de trabajo ha cambiado totalmente en los últimos años", subraya Ángel Serrano, socio director general de Aguirre Newman Arquitectura, la filial del grupo multinacional especializada en interiores que ha ayudado a Iberdrola en este proyecto.

El objetivo de la eléctrica era triple: lograr una mayor racionalización del uso de los espacios, mayor eficiencia al reducir los costes inmobiliarios -la compañía calcula que el ahorro anual será de cinco millones de euros- e impulsar el cambio cultural que la compañía ha puesto en marcha, explica su director de Servicios Generales, José María Álvarez. El reto, encontrar un edificio adecuado a las nuevas necesidades de la empresa y hacer el traslado en el menor tiempo posible y sin alterar la marcha del negocio.

Para ello, en lugar de iniciar un concurso para el diseño y construcción del nuevo edificio, lo que suele alargar el proyecto durante varios años y elevar su coste, los responsables de la eléctrica, encabezados por su vicepresidente ejecutivo y consejero delegado, Ignacio Sánchez Galán, decidieron buscar un inmueble en construcción y, en paralelo, iniciar el proceso de desinversión inmobiliaria. Lo encontraron más allá de la M-30, la vía de circunvalación que rodea el centro de la capital, en una zona en pleno crecimiento. Y cerraron el contrato en mayo de 2002. En realidad se trata de dos edificios, un total de 32.000 metros cuadrados, unidos por una pasarela y con un gran patio interior en medio.

El proyecto inicial fue modificado sustancialmente, explica Álvarez. A pesar de optar por un contrato de leasing -alquiler por 20 años con derecho a compra después- Iberdrola no ha renunciado a adaptar el edificio a sus necesidades. Éstas son en buena medida las mismas que las de muchas grandes empresas. "En 18 meses hemos pasado de un edificio de despachos a otro donde priman las áreas abiertas, con más de 110 salas de reuniones de diferentes características", resume Álvarez, quien calcula que el número de despachos se ha reducido de unos 200 a tan sólo 80. El objetivo es favorecer el trabajo en equipo y la comunicación, es decir que el espacio esté vinculado a las funciones que desempeña cada empleado y no a su categoría en la empresa.

Además se ha intentado cuidar al máximo el diseño -la sala donde tiene lugar la entrevista tiene un toque minimalista- y los detalles que afectan más al puesto de trabajo, como la luz o el clima. El edificio tiene 500 kilómetros de cableado y 9.000 puntos de conexión para transmitir voz y datos; la luz se regula automáticamente gracias a un sistema que compensa la iluminación exterior e interior; existe un sistema que renueva el aire continuamente y un muro que permite el aislamiento térmico y acústico. Y todo ello se gestiona a través de un programa informático.

En el diseño de este "traje a la medida" han participado una docena de profesionales de Iberdrola y los asesores de Aguirre Newman. El director de Servicios Generales asegura que no ha habido problemas importantes, ni en el desarrollo del proyecto ni con los empleados. El traslado, en el que ha participado la consultora DBA, empezó en agosto y culminó el pasado mes de noviembre y se hizo en buena parte en fines de semanas. El mayor inconveniente parece la ubicación de las nuevas oficinas. Pegadas a la M-40, los accesos y el aparcamiento resultan complicados y la empresa ha tenido que poner lanzaderas para sus empleados desde Atocha y el metro más cercano (San Lorenzo).

El nuevo edificio de Iberdrola en Madrid.
El nuevo edificio de Iberdrola en Madrid.BERNARDO PÉREZ

De la ciudad de las comunicaciones a la de las finanzas

Iberdrola es sólo un ejemplo del movimiento que las grandes empresas han iniciado en Madrid. Endesa acabó su mudanza a una nueva sede social, que afectó a alrededor de 2.000 trabajadores, en julio pasado y Unión Fenosa lo hizo medio año antes. El recuento que Aguirre Newman ha hecho sobre los grandes proyectos de 2003 incluye también a la aseguradora Caser (1.500 empleados), Soluziona, Arcelor, BNP Paribas, Oracle, DMR, Roche, Société Génerale, Microsoft y QDQ, entre otras. En los próximos años, están previstas otras mudanzas sonadas.

Muchas de estas compañías eligen zonas alejadas del centro de la capital, donde el metro cuadrado es más barato. Así, Telefónica tiene previsto trasladar a partir del año que viene a unos 14.000 empleados a su futura Ciudad de las Comunicaciones de Las Tablas, una zona de expansión inmobiliaria. Otra ciudad, la de las finanzas del Santander Central Hispano será realidad un poco antes. Si se cumplen los planes de la entidad, a partir de medidados de 2004 contará con una nueva sede de 140.000 metros cuadrados repartidos en 9 edificios de oficinas en Boadilla del Monte, que ocuparán unos 6.000 trabajadores.

Otras compañías que cambiarán de ubicación en los próximos años son los despachos de abogados Uría & Menéndez y Garrigues Abogados o la petrolera Repsol YPF. "Las empresas empiezan a ser más sensibles e intentan mejorar el entorno de trabajo", concluye Ángel Serrano, de Aguirre Newman Arquitectura, empresa que ha participado en más de 800 cambios de este tipo en España.

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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