Orquesta sin instrumentos

Suena la fanfarria de la Metro, se oye la melodía de La guerra de las galaxias y, de sopetón, arranca una sección de metales. Vocal Sampling continúa asombrando: ni rastro de instrumentos. Sólo seis micrófonos y seis tipos vestidos de blanco. En uno de sus discos se vieron obligados a precisar que los sonidos de maracas, trompetas, trombones o timbales estaban producidos únicamente por sus voces. Nadie lo sospecharía.

Los Sampling viajan ligeros de equipaje. Mimetizan una gama de instrumentos usando gargantas y manos y lo hacen impecablemente sincronizados. En realidad no son un coro, sino una orquesta sin instrumentos. Seis mcferrins con origen en las mejores escuelas de música de La Habana, y todos ellos instrumentistas. Empezaron con esto como un juego hasta comprobar que la gente se quedaba pasmada.

Del grado de conocimiento previo que el público tenga del repertorio que están cantando depende el éxito de la empresa. No es lo mismo comprobar sus diabluras -incluso un solo bucal de guitarra hendrixiana- en clásicos cubanos como El tren y Lágrimas negras, o en Así hablaba Zaratustra, que prestarles atención cuando cantan (o tocan, según se mire) algún tema inédito.