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Columna
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Tedio y emoción

Hasta hace algún tiempo, pongamos tres años, daba la impresión de que España podía llegar a convertirse a medio plazo en una Suiza grande y modesta del sur de Europa, en un lugar pacífico y neutro, un país de esos donde pasan pocas cosas porque la gente, en general, está contenta con su suerte y donde puede llegar a ser noticia de primera página el hallazgo de un pantalón viejo, abandonado sobre el asfalto de un bulevar famoso. Pero no. Las cosas han cambiado, los ciudadanos están inquietos, acaso más pesimistas, y ello viene a coincidir con la inminente campaña electoral, con sus programas y sueños; con sus reconvenciones y su fragor verbal. Los políticos andan a la greña y dos grandes proyectos se van abriendo paso en el gran foro del estado. Dos mundos que tratan de marcar sus diferencias. De una parte está el PP, que ofrece continuismo, adustez, recogimiento y el adobo de unas gotas de humor jurisdiccional en la persona de Mariano Rajoy, con quien tenemos garantizado el tedio tranquilizador, la razonable defensa del statu quo constitucional, el déficit cero, la vivienda por las nubes, la paulatina muerte del derecho laboral y la resignación colectiva a la inseguridad ciudadana. En la otra parte, la socialista, es donde afloran las novedades, el riesgo legítimo, la diversión y la diversidad. Con el PSOE en el poder se aventuran cambios de mucho calado, lo que podrá ser una gran fiesta para los ciudadanos atentos a las cosas públicas, pues tendremos reformas de la Carta Magna y los estatutos; grandes novedades fiscales al parecer compatibles con el rigor presupuestario aunque no con el criterio de CC OO; un talante más amable, cosa que importa, sin duda, y algo capital: una muy necesaria mejora en la educación, que es lo mismo que decir una mejora en la igualdad de oportunidades, horizonte de toda ética civil. Hay, pues, que elegir entre el tedio o la emoción y uno prefiere una mezcla de las dos cosas, aunque tal vez con un poco más de emoción que de tedio. Como la vida misma, cuando nos gusta más.

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