El futuro de América Latina y las fusiones transfronterizas son las prioridades

Fue precisamente Emilio Botín el que acabó en 1989 con los famosos almuerzos que celebraban los seis grandes de la banca. Consciente de su fuerza, y quizá de la debilidad de los otros (a los que acabaría comprando), siempre prefirió ir por libre. Ahora ha aceptado reunirse con su principal competidor, Francisco González, presidente del BBVA, dejando claro que el Banco Popular ya está en otra división.

La comida fue sustituida por un desayuno (más del agrado de Botín para despachar temas de calado) y acordaron enterrar el hacha de guerra. El objetivo es que, a partir de ahora, estos encuentros se celebren con más frecuencia, aunque, como afirman fuentes cercanas a los dos banqueros, "eso no quiere decir que no vayan a competir duramente en el negocio".

El encuentro sirvió para repasar temas y preocupaciones comunes. El primero de ellos es la necesidad de presionar políticamente a las instancias de la UE para que se permitan las compras de bancos en Europa. Ambos estudian operaciones, pero la oposicion política las hace casi imposibles. Otro tema clave para ambos es el apoyo a los Gobiernos de América Latina para facilitar la recuperación de sus economías. El panorama político también fue abordado, con las elecciones de marzo a la vista, así como la situación del País Vasco, afectada por el plan Ibarretxe, un tema de especial preocupación para González.