El Espanyol hunde más al Murcia

El Murcia ya es el colista. Ayer perdió ante el Espanyol y ambos equipos intercambiaron sus papeles en la tabla. El equipo murciano sólo ha ganado un partido en toda la primera vuelta de la Liga, ante el Albacete.

El encuentro comenzó con varias ocasiones del Murcia, aunque sin grandes dificultades pudieron resolverlas los jugadores del Espanyol, que en el minuto 10 de la primera parte lograron adelantarse gracias a una acción de Maxi Rodríguez, que a la postre decidiría el resultado de un partido soporífero, que finalizó con pañuelos y gritos en contra de la junta directiva murciana.

Para aumentar los problemas del Murcia a la hora de crear juego, el árbitro del encuentro mostró al argentino Acciari la segunda cartulina amarilla en el minuto 24 de la primera parte, momento que aprovechó el equipo catalán para comenzar a crear peligro. Fredson, Jordi Cruyff e Iván de la Peña protagonizaron ocasiones de gol que fueron despejadas por el guardameta argentino Bonano.

Tras el descanso, el fracaso del Murcia como equipo se hizo cada vez más evidente con el paso de los minutos y Peiró, que parece tener los días contados al frente del equipo grana, cambió la delantera al completo en el minuto 53, relevando al inexistente Esnáider, al impreciso Richi y al intermitente Míchel, que comenzó la temporada como el abanderado de un equipo en el que ahora se le discute incluso la titularidad, por los argentinos Gancedo y Quintana y el vasco Karanka.

Pero evidentemente no surtió efecto la estrategia de Peiró, ya que el Espanyol dominó de principio a fin el segundo tiempo, con especial presencia de Tamudo, muy incisivo en todo momento. El juego del Murcia cada vez era más desastroso, al tiempo que la grada intensificaba sus pitos. Los defensas se apelotonaban en el área, sin ningún tipo de orden, y el equipo daba muestras de gran debilidad y de no saber enlazar una sola jugada de forma racional.

El recurso de los balones largos a Karanka ahogó las propias posibilidades del voluntarioso delantero murcianista, que no consiguió ni tan siquiera chutar a puerta.