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Reportaje:

La competencia cooperativa

El ascenso de Maragall al poder abre nuevas expectativas en las relaciones entre los socialistas valencianos y los catalanes

Cristina Vázquez

La llegada del socialista Pasqual Maragall a la Generalitat de Catalunya ha reabierto del debate sobre la necesidad de revitalizar el modelo federal de Estado que los socialistas del arco mediterráneo impulsaron a finales de los años 90. Un modelo político contrapuesto al diseño "neocentralista" del Estado diseñado por el PP. En septiembre de 2002, los socialistas de Aragón, Comunidad Valenciana, Baleares y Cataluña hacían público en Barcelona su "fe federalista" y su compromiso de promoverlo dentro del PSOE.

De estos encuentros surge en 1998 un intento de cooperación estratégica entre el PSC y el PSPV, después de décadas de distanciamiento, conocida como la competencia cooperativa.

Pérez Casado defiende más cooperación con el PSC para aumentar el peso del PSPV

"La Comunidad Valenciana y Cataluña no sólo tienen en común una cultura y una lengua sino, sobre todo, una estructura económica parecida", opina el ex alcalde de Valencia, Ricard Pérez Casado. "Había, hay y habrá un terreno donde competir y otro donde cooperar", defiende el político, entre catalanes y valencianos. Pérez Casado es de los que opinan que si ambos territorios hubieran puesto en común esos elementos comunes habrían conseguido un mayor impacto dentro de la estructura del Estado y del propio PSOE.

Pero la realidad evidencia que no siempre es posible esa colaboración. La sintonía entre los socialistas valencianos y catalanes ha sido desigual desde la transición hasta la actualidad. En la etapa de Joan Lerma al frente de la secretaría general del PSPV y de la Generalitat existían buenas relaciones con el PSC, con el que, sin embargo, se mantuvo cierta distancia para no alentar los ataques del blaverismo. "Nosotros", explica Joan Lerma, ahora senador, "estábamos a favor de la colaboración con las comunidades vecinas, pero no hacíamos bandera política del tema". "A mí no me parece que sea un valor político. La relación con el PSC o con cualquier otro no debe entablarse desde la subordinación ni la admiración", subraya el político.

El ex presidente dice que con Maragall tiene "buena sintonía", lo que no significa hacer "seguidismo". "No hay que mirar a los catalanes desde abajo", precisa.

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El ex presidente de las Cortes Valencianas, Antonio García Miralles, recuerda que había una cierta sincronización cuando se produjo la integración en el PSOE. García Miralles destaca también las relaciones institucionales entre los consejeros catalanes y valencianos en la etapa preautonómica. "Fuí el primer conseller socialista que visitó oficialmente la Generalitat de Catalunya y fui recibido por Tarradellas", apunta.

Posteriormente, en la etapa de Raimon Obiols al frente del PSC, Lerma y García Miralles coincidían en el comité federal del PSOE. "Hablábamos de todo a menudo, pero formalmente si ibas [el Consell] a visitar al presidente catalán Jordi Pujol te enfrentabas a algunas caras largas en el PSC". García Miralles opina que desde que el PSPV pasó a la oposición en 1995 se han evidenciado más las relaciones.

La llegada de Joan Romero a la secretaría general de los socialistas valencianos en 1997 dio un giro a esas relaciones. Los dos partidos estaban en esos momentos en la oposición, lo que facilitó el entendimiento. Romero era además una personas con buenas relaciones con el socialismo catalán desde principios de los 70. De "esencial" califica la relación del PSPV y el PSC antes de la integración de ambos en el PSOE. Desde su elección, Romero buscó puntos en común con la federación vecina "desde la perspectiva de que somos territorios con intereses comunes en Europa (...) Mi modelo de la España plural se asemejaba al defendido por Maragall: una concepción del Estado desde la periferia", apunta. De aquél proceso de diálogo con el PSC, en el que participaron otros dirigentes del PSOE, surgió en 1998 un documento sobre el modelo de Estado, "sin el que la propuesta del PSOE presentada en Santillana del Mar no hubiera sido posible".

Partidario de la eurorregión mediterránea, el ex secretario general no entiende la polémica creada en la Comunidad Valenciana sobre la conveniencia de la alianza entre territorios vecinos. "En Europa se hacen cruces. Rechazarla es una estrategia política de corto alcance que sólo perjudica a los valencianos", opina Romero, convencido de que el panorama español será a partir de ahora distinto; no sólo porque Maragall está al frente de la Generalitat catalana sino porque José Luis Rodríguez Zapatero tiene una concepción política que sintoniza bastante.

Para Joan Ignasi Pla, actual líder del PSPV, siempre han habido buenas relaciones con el PSC "pero menos de lo que debiera". "Compartimos cultura, espacios y problemas comunes, pero nunca se han materializado en unas relaciones fluidas", resume Pla, quien, sin embargo, comparte objetivos con Maragall sobre el modelo de España e incluso apostó en su día por trasladar al socialismos valenciano el modelo empleado por Maragall en Cataluña. Un proceso en estos momentos que avanza a poco gas.

"El papel de Cataluña es fundamental en España y dentro del PSOE nunca debe ser entendido como una agresión", continúa el dirigente. "Al PSPV nadie le puede acusar de posiciones disgregadoras. El PSOE es un partido sólido y el propósito es conseguir más equilibrio en el partido".

Los ataques del PP, Pla los achaca a su actual debilidad, "por eso echan mano del viejo sentimiento anticatalanista y vuelven con la Gran Cataluña".

Pacto político sobre el agua, el AVE y Europa

En la agenda de todas las reuniones que han celebrado los dirigentes del PSPV, Joan Romero [ex secretario general] y Joan Ignasi Pla, con Pasqual Maragall ha estado presente la necesidad de llegar a un acuerdo político en cuestiones cruciales como el agua, el corredor mediterráneo de alta velocidad y otros temas de gran calado económico como la financiación autonómica, la economía productiva -valencianos y catalanes son los responsables de más del 40% de las exportaciones españolas- o el futuro del arco mediterráneo.

La declaración de Valencia, rubricada en 2002 por los secretarios generales socialistas de la Comunidad Valenciana, Aragón, Baleares y Cataluña, es un punto de inflexión en este intento de poner en común los asuntos de interés para estos territorios. Del encuentro salió la denuncia del centralismo inversor que practica el Gobierno de José María Aznar en perjuicio de otros ejes de desarrollo como el mediterráneo y su compromiso a impulsarlo como elemento vertebrador de la España plural.

En cuestiones de agua no ha sido posible la sintonía. Mientras los socialistas catalanes y aragoneses han hecho un frente contra el trasvase del Ebro y el PHN, los socialistas valencianos, aún siendo contrarios al Plan Hidrológico Nacional del PP, adoptaron una postura más prudente ante la oleada de críticas lanzadas por el PP en la pasada campaña electoral.

Otro elemento común a ambos territorios es la necesidad de un nuevo modelo de financiación que no les penalice. Socialistas catalanes y valencianos abogan por un sistema donde el criterio básico de cálculo sea la población. También existe un consenso sobre cómo debe articularse España y que se concreta en la reforma del Senado para que sea efectivamente una cámara de representación autonómica, la creación de una conferencia de presidentes autonómicos y la participación de todas ellas en la Unión Europea.

Con Maragall al frente de la Generalitat catalana, este ideario de una España más plural gana posiciones dentro del Estado y del partido.

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Sobre la firma

Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.

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