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AGENDA GLOBAL | ECONOMÍA
Columna
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Reactivación mundial: el semestre es éste

Joaquín Estefanía

LA INCONSISTENCIA de las profecías económicas genera muchas sorpresas; una de ellas es la que atribuye a los coyunturalistas oficiales la tesis de que la reactivación se producirá el próximo semestre, retardándose ad calendas graecas esa fecha. Pues bien, en esta ocasión hay un consenso generalizado en que ese "próximo semestre" puede ser éste. Las previsiones públicas y privadas son coincidentes, lo que ha abierto las expectativas.

¿En qué se basan? En primer lugar, en la espectacularidad del crecimiento de EE UU (un 8,2% del PIB en el tercer trimestre de 2003), teniendo en cuenta además de que se ha entrado en un año electoral, lo que sin duda producirá alegrías añadidas. En segundo lugar, en el papel que están desempeñando las bolsas de valores, que son una especie de san Juan Bautista de la reactivación: después de tres ejercicios de crash a cámara lenta después del estallido de la burbuja tecnológica, los índices internacionales cerraron el año con un crecimiento de la rentabilidad media del 23%. Por último, en el comportamiento de algunas grandes economías emergentes como China, que (pese a haber sufrido las consecuencias de la neumonía asiática) siguen registrando incrementos espectaculares de su PIB.

De nuevo, EE UU es la locomotora de la reactivación, pero su fortaleza conlleva la debilidad. ¿A partir de qué momento, después de las elecciones, se sajarán los 'déficit gemelos'?, ¿con qué consecuencias para el resto?

Los pronósticos de los organismos multilaterales tipo OCDE, Comisión Europea o FMI coinciden en que la reactivación se producirá este año, aunque será menos fuerte y más desigual de lo que sus anteriores estudios profetizaron. Esos pronósticos dan a Estados Unidos un crecimiento en el entorno del 4%, cercano al 2% en la zona euro y en Japón, y del 3% al menos en América Latina.

Y sin embargo, la recuperación sufre de fuertes riesgos, que también es preciso mensurar. El más latente, la posibilidad de crisis geopolíticas no descartables: atentados terroristas, descomposición de la situación en Irak o Afganistán, etcétera. Después de los atentados a las Torres Gemelas y el Pentágono, la fragilidad geopolítica se ha trasladado al terreno central de la economía; sirva como ejemplo más cercano la crisis que están padeciendo las compañías aéreas, muchos de cuyos componentes son directamente administrativos. Derivado de ello, la posibilidad de un deterioro de las materias primas energéticas: el petróleo cerró el año 2003 con los precios medios más altos en los últimos 2o años (alrededor de 28 dólares el barril brent).

No hay que olvidar otro tipo de fragilidades. La más cercana al mundo empresarial tiene que ver con la hipótesis de nuevos escándalos corporativos como los que hace dos años dieron lugar a las mayores suspensiones de pagos de la historia (Enron, WorldCom,...) y que acaban de tener su correlato europeo en Parmalat (sin que a estas alturas se pueda prever la profundidad de este último escándalo de engaño continuado al inversor, que arrastra de nuevo la credibilidad de las compañías auditoras). Pero también están los riesgos relacionados con una globalización parcial y desequilibrada: el futuro de la OMC y de su ronda de Doha, tras el fracaso de Cancún; la ampliación de la UE y el nuevo reparto de sus presupuestos y de los fondos de cohesión regional; el futuro del Acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA) tras el cierre en falso de su reunión de Miami en el último trimestre de 2003, etcétera.

Por último, pero no lo menos importante, hay que contemplar los desequilibrios macroeconómicos en Estados Unidos, convertido de nuevo en la auténtica locomotora mundial. Tras una reforma fiscal regresiva (ha afectado más a los contribuyentes más ricos) y superior a lo prometido, la Administración de Bush ha cerrado el año fiscal con un déficit superior al 4,5% de su PIB -más de 500.000 millones de dólares (los críticos recuerdan que Reagan llegó, en su delirio keynesiano de derechas, al 6%)-, al que hay que sumar un similar déficit por cuenta corriente. ¿A partir de qué momento, después de las elecciones, se sajarán los déficit gemelos, y qué consecuencias tendrá para la tan anhelada reactivación mundial?

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