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Entrevista:Uiso Alemany | Artista plástico

"Las bienales ya no tienen sentido: son parques temáticos"

Miquel Alberola

Sus cuadros ganan presencia en los selectos restaurantes de Valencia, en los despachos de poder, los consejos de administración y los vestíbulos de las entidades financieras.

Tras pasar una temporada buscando inspiración en el alma de Venecia, está haciendo de nuevo las maletas para marchar a Brasil a instancias de la Pinacoteca de Sao Paulo, donde producirá un ciclo de exposiciones para sus salas y para el Museo de Arte Moderno de Recife y el Museo do Estado de Salvador de Bahía. Recientemente ha realizado varios trabajos para AENA y ha transformado el obsoleto ordenador de la central de cálculo de Bancaixa en dos singulares esculturas para la entidad, una de las cuales ha sido cedida a la Universidad Politécnica de Valencia.

"El IVAM ha entrado en una dinámica de pérdida de nivel. Ha perdido altura"
"Sin debate público, los especuladores de turno van a llenar las arcas con la Copa del América"

Pregunta. Usted se exilió en 1958 a Alemania porque Valencia era cultural y políticamente irrespirable. Todo ha cambiado.

Respuesta. Las diferencias hoy son abismales, pero no en todos los aspectos. Hay una gran falta de decisión respecto al modelo de ciudad. Al ciudadano le venía todo impuesto durante el franquismo, pero ahora, en democracia, el modelo de ciudad no se consensúa. No hay cabezas pensantes que puedan aportar algo respecto a qué tipo de ciudad se quiere. En otras ciudades sí se ha dado. Pero en Valencia no ha habido jamás un debate. Nunca se preguntó a los profesionales al respecto.

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P. ¿La ciudad ha crecido sin rumbo?

R. Ha habido una eclosión muy grande pero muy nefasta. La Ciudad de las Artes y las Ciencias se hizo con precipitación, sin voluntad de hacer una ciudad habitable, bella y racional. Santiago Calatrava amontonó una serie de maquetas y jamás se planteó si aquello podía estar en función del individuo que pasea, ve y tiene perspectiva. Ha empotrado el Palacio de las Artes junto al puente y no ha dejado espacio. Me parece una ineptitud crasa. Va a quedar ahí hasta que algún atrevido haga algo serio por esta ciudad y lo bombardee. No he visto arquitectura más fea en mi vida. Por el mismo precio se podría hacer un concurso para que los grandes arquitectos en el mundo dieran ideas, pero aquí siempre estamos en lo provisional.

P. Explíquese.

R. Los políticos van de provisionales por el mundo. Todo es provisional: son cuatro años. Eso se ha visto muy claramente en el IVAM. Es lacerantemente conocido que éste es el último escalón para acceder al olimpo. No me refiero a quienes lo hicieron e impulsaron. Entonces el IVAM fue el primero en España y uno de los primeros de Europa. Luego el IVAM sólo ha sido trampolín hacia un olimpo incierto.

P. ¿Cuándo se da el punto de inflexión? ¿Con el PP?

R. Sí. La cultura no debía de estar tan condicionada a los cambios políticos, pero el IVAM cambia porque viene impuesto alguien desde Madrid. Todo nos viene impuesto. El director, los comisarios de exposiciones... Por lo visto aquí nos tienen que gobernar vascos y madrileños, genoveses y cartagineses.

P. Será porque aquí no hay gente capaz.

R. La incapacidad de la persona es creerse incapaz. Valencia se cree incapaz, y cuando se cree capaz le da un proyecto tan importante como la Ciudad de las Ciencias a un valenciano que no tiene ni idea de arquitectura y me parece que copia. Con el mismo coste podríamos tener arquitectos envidiables que están hablando del siglo XXI.

P. Tenemos a Norman Foster.

R. Le diría que el Palacio de Congresos es una de sus peores obras. Esa boina es culpa suya absolutamente. Luego se han masacrado otros proyectos que iban a su alrededor porque podían ser más interesantes que el suyo y solaparlo. Le diré algo muy fuerte: los arquitectos de la avenida de las Cortes Valencianas son la cosa más inepta que he visto nunca. No están en ninguna corriente. Esos edificios son propios del desarrollismo de los sesenta. Deberían estar en la cárcel porque están malogrando la ciudad. No tienen vergüenza.

P. Es lo que están haciendo en todas partes, ¿no?

R. Hay ciudades que tienen sentido de la modernidad y de la arquitectura. Se me ocurren muchas en Europa. Aquí se han hecho cositas más altas sin ningún respeto por la arquitectura del siglo XXI. La ciudad del futuro que se está haciendo en Valencia son viviendas subvencionadas. Lamentable.

P. Valencia tiene una gran oportunidad con la Copa del América para replantearse a sí misma.

R. Un preámbulo: el ciudadano tiene miedo a ejercer la crítica. Sólo lo hace en el bar con sus amigos. Los poderes públicos no quieren que lo haga: les duele. Pero lo grave es que el ciudadano renuncie a ejercer la crítica. La Copa del América debería ser un debate público. ¿Qué va a pasar con la Copa del América? Los especuladores de turno van a llenar las arcas. Constructores, promotores, urbanistas, prevaricadores del staff público se van a poner las botas. Si no hay un debate de cómo queremos esta ciudad, Valencia va a ser cada vez más horrible. Habrá millones de adosados conformando una fachada de hormigón desde Sagunto a Gandia en los terrenos que hasta ahora han quedado libres. Si eso es la Copa del América, me cago en la Copa del América. En el epitafio de Rita Barberá pondremos: "Ustedes la cagaron".

P. ¿Valencia tiene contenedores culturales suficientes?

R. Desde hace bastantes años el poder valenciano ha sido inexistente. Los museos González Martí y San Pío V todavía no son valencianos, y para llorar diez pesetas de las antiguas a Madrid para sus ampliaciones estrechas llevamos una eternidad. Poco hace el Gobierno central por esto. Nos queda el IVAM, con todos sus inconvenientes. Por no hablar de lo que ofrece la Diputación de Valencia, que es la risa. No hay proyecto, no hay nada. Tienen un museo que no saben qué hacer con él. El Muvim es un contenedor de hormigón que algún día nos servirá para refugiarnos de una catástrofe nuclear.

P. ¿Qué no está haciendo el IVAM que debería hacer?

R. Antes el IVAM tenía un presupuesto y era ése. Como espectador me llama la atención que desde que llegó el actual director le están insuflando aire comprimido por un tubo desde entidades financieras. Sin embargo, el IVAM ha entrado en una dinámica de pérdida de nivel. Ha perdido altura.

P. La partida de inversiones reales del IVAM se ha reducido en un 59,9%, pasando de siete millones de euros en 2003 a 2,8 en 2004.

R. Pero si tienes un tío rico que no pare de darte...

P. ¿Su crítica no se inserta en la pataleta de los artistas valencianos que no han entrado al IVAM por la puerta grande?

R. Por supuesto que no. Mire, como casi todos los que hacemos tonterías, yo tengo un ego exacerbado. Somos narcisistas hasta el aburrimiento, pero de vez en cuando uno se mira al espejo y reconoce que es bajito. No tengo ninguna pataleta sino contra mí. Sólo quiero denunciar lo mediocre, la sinrazón, el nepotismo, el despotismo, el direccionismo político... Estoy a favor de la inteligencia y el savoir faire. Esta ciudad tuvo grandes arquitectos, quizás algún político, escasos escritores, pocos pensadores... Pero en cambio es productora de músicos y de artistas plásticos. Somos muy provincianos y deberíamos darnos una vuelta por el mundo para darnos cuenta de que Valencia tiene músicos y artistas plásticos de una cuota superior a entornos de más capacidad cultural y población, como Bruselas, Lyon... Bueno, aquí hay artistas que dan un nivel superior, pero el provincianismo de la crítica los minusvalora. Deberían darse una vuelta por las galerías de Nueva York o París y mirar cuál es el nivel. En los siglos XIV, XV y XVI no fuimos tan provincianos y nuestros artistas estuvieron en punta de lanza en el mundo.

P. Usted ha sido uno de los pintores mimados por la secretaria autonómica de Cultura, Consuelo Ciscar.

R. Yo he sido mimado no más que otros. Es una aseveración y un agradecimiento. De la secretaria autonómica tendría que decirle que es la persona que hizo posible que el PP tuviera una política cultural, porque el PP, lo mismo que Goebbels, nunca ha querido hablar de cultura y sacaba la pistola. Unos pensarán que lo ha hecho bien y otros que lo ha hecho mal, porque al que saca la cabeza le tiran el pato, pero esta señora ha propiciado cientos de carteles. El PP ha recibido eso como agua de mayo. Estos carcas se metieron en la modernidad gracias a ella. Yo he sido uno de tantos a los que ha utilizado para su política con mayor o menor acierto, pero si me he dejado ha sido por ella y no por el PP. Ella, por lo menos, ha movido el tapete.

P. Usted también participó en la criticada Bienal de Valencia.

R. Las bienales se han convertido en una especie de parque temático, de circo ambulante. Son una asunto de manejo político. Los políticos utilizan el arte para sus espectáculos e intereses. Hoy hay dos mil bienales que sólo sirven para publicitar la ciudad en la que se hacen. Ya no tienen sentido: son parques temáticos. La de Valencia tiene la misma voluntad de todas, es muy joven, pero tan floja como todas.

P. Los nuevos presupuestos de la Generalitat han dejado el área de Cultura temblando.

R. No quiero pensar que la cultura tenga que ser la que pague los platos rotos del gasto excesivo de la Generalitat, pero me parece bien que también se le recorte. A la cultura no hay que bombardearla, pero tampoco hay que darle abrevadero para que viva de rentas. La cultura tiene que buscarse la vida.

P. ¿Por eso se va a Brasil?

R. Bueno, voy a hacer un ciclo de exposiciones en el extranjero absolutamente independiente: sencillamente porque lo que hago parece ser que interesa a los museos.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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