La fiscalía de Nueva York deberá determinar si se compensó en exceso al ex presidente de la Bolsa
El superfiscal Eliot Spitzer tiene un nuevo y bastante delicado encargo a la vista del precedente que puede sentar con su decisión. El consejo de gobierno de la Bolsa de Nueva York (NYSE) le ha pedido que investigue el multimillonario paquete de compensación con el que la anterior ejecutiva premió a su presidente Richard Grasso. Spitzer llevará el caso de la mano con la comisión del mercado de valores estadounidense (SEC), que lleva su propia investigación sobre el papel que jugó Grasso en los abusos financieros detectados en el parqué neoyorquino.
La calma tras la racha de escándalos financieros que azotó a Wall Street tras el enjuague contable en Enron se rompió en septiembre de 2003 al conocerse que Richard Graso iba a llevarse 187,5 millones de dólares por sus 35 años de trabajo en la Bolsa de Nueva York, y en especial por los últimos ocho al frente de su ejecutiva. El montante activó todas las alarmas y Grasso se vio obligado a dimitir por la controversia. Algunos de los miembros del NYSE exigen que devolviera 155 millones de dólares. Pero la nueva directiva no quería empezar el mandato con una decisión así.
La pelota está ahora en manos del fiscal general de Nueva York, Eliot Spitzer, el mismo que investiga el fraude en la industria de los fondos de inversión. Spitzer debe determinar, junto a la SEC, si fueron los fallos en el sistema de gobierno del NYSE y la falta de responsabilidad por parte de la anterior ejecutiva las que motivaron que se compensara a Grasso "en exceso". Y a partir de ahí, ambas deberán fijar la cuantía que se deberá recuperar.
El NYSE parte del supuesto que "hubo un pago irresponsable" a Grasso y que esto "inflingió serios daños" a la institución bursátil más importante del mundo. El presidente interino de la Bolsa neoyorquina, John Reed, explicó que tanto la fiscalía neoyorquina como la SEC están "mejor equipadas" para llevar adelante una investigación de estas características y de tanta envergadura.
Los juristas no creen que al final vaya a haber una decisión que obligue a Grasso a devolver una parte del paquete de compensación, como se pretende desde los ambientes más críticos dentro del NYSE. Los expertos legales explican que se sentaría un precedente muy peligroso si no se demuestra que ese dinero está vinculado a una conducta irregular o ilegal por parte de su antiguo presidente ante las firmas de especialistas financieros, señaladas como las responsables de los últimos escándalos.
Pero eso se verá en función de la dirección que tome la acción legal de Eliot Spitzer y la de la SEC, según los analistas. Uno de los temores es que las investigaciones se dirijan hacia los ejecutivos de las grandes compañías estadounidenses que juegan en el NYSE y que fueron las que fijaron el premio a Grasso. La atención también está puesta en ver cómo van a trabajar la Fiscalía de Nueva York y la SEC en esta doble investigación, ante las diferencias en el escándalo de los fondos de inversión. Las dos partes aseguran que cooperarán.
Entretanto, el NYSE sigue buscando a la figura de un nuevo presidente que sea capaz de borrar los manchones del paso y dar un aire más serio a la Bolsa. El consejo de gobierno sí encontró la persona adecuada para ocupar el cargo de director de fiscalización: Richard Ketchum, ex presidente de su rival Nasdaq. El NYSE introduce así a otro buen conocedor del sistema de bolsa electrónica. Los últimos días se especula con una fusión de las dos bolsas para crear un mercado financiero único en EE UU.
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