Esplendor de Montparnasse

La torre de Babel del arte en la que se convirtió el barrio parisiense de Montparnasse durante las primeras décadas del siglo XX queda perfectamente reflejada en la variedad de artistas y estilos representados en la exposición L'atelier de Montparnasse. El cubismo, el constructivismo, el futurismo, el rayonismo y la abstracción son sólo algunos de los movimientos artísticos que surgieron o se desarrollaron en las calles de Montparnasse, que tomó el relevo de Montmartre como lugar de trabajo y encuentro de artistas, escritores y críticos.

Una gran colonia de jóvenes desconocidos procedentes de Francia, España, Rusia, México, Alemania o Japón acabó convirtiéndose en el germen de una nueva forma de entender el arte que se extendió por todo el mundo. Los dibujos, fotografías, esculturas y pinturas que se exhiben en la exposición reflejan el espíritu de aquel tiempo a través de los retratos de sus protagonistas, como la musa de algunos artistas de aquella generación, Kiki de Montparnasse, que fue modelo de Picasso, Modigliani o de su amante Man Ray, entre otros.

El espíritu de absoluta libertad que caracterizaba a la época puede apreciarse también en el hecho de que entre los creadores representados en la exposición se encuentre un buen número de mujeres, como la propia Kiki, María Gontcharova, Sonia Delaunay, Marie Marevna o Chana Orloff, cuando la mujer asumía roles hasta entonces impensables. Las obras expuestas en Vigo nos permiten asistir a los cambios sociales que se estaban produciendo a través, por ejemplo, de los retratos de mujeres en actitudes provocativas, insólitos para la Europa de la época.

Aunque se exhiben obras de cerca de cuarenta artistas en las que sobresalen nombres como los de Picasso, Modigliani, Man Ray o Matisse, el verdadero interés de la muestra reside en poder descubrir y apreciar el trabajo de nombres menos conocidos pero que contribuyeron también a forjar los nuevos principios del arte moderno en el laboratorio artístico que fue Montparnasse. Así, los cuadros cubistas de Andre Lothe, los desnudos de Jules Pascin, los retratos de Tsuguharu Foujita y las composiciones abstractas de Robert Delaunay nos ayudan a valorar aún más la importancia de una época irrepetible en la historia del arte, cuyo legado sigue revelándose inagotable.