Liberados 66 presos iraquíes en medio del caos
Los familiares de los prisioneros protestan por la falta de información sobre los miles de detenidos por EE UU
A bordo de dos camiones del Ejército de EE UU, 66 prisioneros iraquíes fueron excarcelados ayer a las doce del mediodía, hora peninsular española, de la prisión de Abu Graib, conocido centro de represión durante la dictadura de Sadam Husein. Los camiones escoltados por varios vehículos blindados dejaron atrás un caos de coches y personas que trataban de hablar con los liberados, quienes desde los camiones saludaban a la multitud y buscaban los rostros de sus seres queridos. Son los primeros de los 506 presos que EE UU prometió liberar.
Desde primera hora de la mañana, centenares de personas y decenas de vehículos se agolpaban a las afueras de la prisión de Abu Graib con la incertidumbre de si sus familiares estarían en la lista elaborada por una comisión especial formada por un juez militar, un responsable del espionaje y un jefe de la policía militar. "Desde septiembre no he tenido noticias de mi hijo, sólo sé que está aquí detenido, pero él no ha hecho nada y tienen que liberarle", exclamaba Aisha Amudi, cubierta de pies a cabeza con un velo negro.
En principio, los prisioneros debían ser liberados en la estación de autobuses de Abu Graib, que además de la famosa cárcel es una población situada a 30 kilómetros a oeste de Bagdad, pero los vehículos estadounidenses tomaron otra dirección mientras dejaban detrás un marasmo de coches en una nube de polvo, gritos y bocinas, pertenecientes a los familiares que luchaban por salir del atasco para poder perseguir a los camiones. La confusión era total e incluso corrió el rumor de que los liberados no formaran parte del grupo de 506 anunciado en Bagdad el miércoles por el administrador de EE UU para Irak, Paul Bremer.
"Estoy feliz y sólo quiero ver a mi familia", aseguraba uno de los presos, mientras otros, que se negaban a dar sus nombres, aseguraban que en cuanto tuvieran ocasión atacarían a los estadounidenses. Ambos formaban parte de un grupo que descendió de los camiones a unos 1.500 metros de la prisión, en plena autopista hacia Bagdad y que fue engullido inmediatamente por una muchedumbre.
"Los americanos dicen que Sadam era un dictador y que ellos vinieron a Irak para traer la democracia, pero mi hijo lleva detenido meses, sin que hayamos podido visitarle ni enviarle paquetes ¿es ésta la democracia?", se preguntaba Abu Mohamed, nombre falso de un hombre en la setentena, natural de Faluja. Varios metros más allá una mujer con un ataque de nervios maldecía a los estadounidenses porque no le permitían visitar a su marido en la cárcel. "Es curioso, pero después de la guerra muchos iraquíes venían aquí llorando buscando noticias de sus seres queridos, y ahora hemos vuelto a lo mismo", opina Ahmed Mansur, con dos hermanos detenidos.
Numerosas personas señalaban que sus familiares habían sido capturados en Ramadán -entre octubre y noviembre- en redadas nocturnas en Bagdad y Faluja. "Tenemos una fábrica de fideos al norte de Bagdad y una noche a finales de octubre los americanos derribaron la puerta de mi casa y entraron en ella, hicieron lo mismo en la de unos familiares que viven a unos 200 metros", explicaba Walid Haled. Según su relato todos los habitantes de las casas fueron sacados a la calle de madrugada y los militares detuvieron a los varones mayores de 13 años, unas diez personas, incluyendo a su padre de 73 años y a su tío de 65. También requisaron fusiles Kasláshnikov. "Nos llevaron esposados a Al Hustania, la academia militar de Bagdad, allí nos interrogaron numerosas veces sobre nuestros contactos con la resistencia. A mi padre le hacían mucho daño las esposas y no se las quitaron, además les decían a los pequeños que les pondrían en libertad a cambio de declarar contra los mayores". Seis personas, entre ellas el propio Walid, fueron liberadas mientras que otras cuatro seguían en prisión.
Una hora antes de la excarcelación abandonó la prisión la prisión un convoy formado por siete vehículos blindados del Ejército español, uno de cuyos miembros señaló que se encontraban "de visita" cuando fue interpelado sobre el significado de su presencia.
La cárcel de Abu Graib era uno de los centros más siniestros durante la dictadura de Sadam que albergaba instalaciones de tortura y un patíbulo donde se ahorcaban a dos prisioneros. En otra parte del recinto cuenta con varios pabellones con grandes celdas comunitarias en buen estado. Tras varios meses de reticencias, por su significado político, los estadounidenses decidieron reutilizar la prisión donde en la actualidad están internadas unas 5.000 personas.
En total, los estadounidenses mantienen a unos 9.300 presos en Irak, lo que ha provocado protestas de organizaciones humanitarias por el confuso estatuto jurídico en el que se encuentran y por la falta de información que proporcionan a las familias.
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