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Un libro recopila por primera vez la obra del ilustrador Roc Riera Rojas

El creador catalán abordó tanto la publicidad como la pintura

Roc Riera Rojas (Barcelona, 1913-Castelldefels, 1992) fue uno de los creadores catalanes más polivalentes del pasado siglo. Su vasta producción abarca desde calendarios publicitarios hasta lienzos de gran tamaño, cuadros de temas dispares que tuvieron en su época una buena acogida de la crítica. A pesar de su brillante trayectoria profesional, Riera Rojas no ha gozado de un amplio reconocimiento público. La publicación del libro Roc Riera Rojas (Les Publicacions de l'Abadia de Montserrat), que recoge gran parte de la producción del ilustrador desde 1935, quiere pone fin a este injusto olvido.

La familia de Roc Riera Rojas ha participado activamente en la recopilación y el ordenamiento del material, que se encuentra concentrado en su taller y casa de Castelldefels. Su hija, Anna Riera, tomó la iniciativa de dar a conocer su obra tras la muerte de éste en 1992. La tarea no fue fácil por la falta de colaboración de algunas de las empresas con las que había colaborado Riera Rojas y por la dificultad de acceder a ciertos archivos.

Los diseñadores Claret Serrahima y Enric Satué, entre otros, se han encargado de glosar la calidad y las aportaciones artísticas del ilustrador. Satué, por ejemplo, destaca en su artículo la riqueza cromática utilizada por Riera Rojas en sus trabajos. Los autores del libro ponen, además, enfásis en las difíciles condiciones sociales en las que tuvo que crear sus obras. La censura franquista ejercía un durísimo control sobre todo tipo de publicaciones, por más pueriles que fueran. Esta extrema vigilancia obligaba al dibujante a hacer varias versiones de sus ilustraciones para las portadas de la colección Oasis, de Ediciones Reguera. Los censores no veían con buenos ojos la nacionalidad rusa de algunos de los autores del catálogo de esta editorial, ya fueran Gogol o Dostoievski, recuerda Satué. Los libros fueron el gran refugio profesional de Riera Rojas. Muchos lectores recuerdan aún sus trabajos para ilustrar la cubierta de títulos emblemáticos de la Editorial Noguer, como A sangre fría, de Truman Capote o La muerte feliz, de Albert Camus.

Dignificar la ilustración

El dibujante fue, además, uno de los artistas que más trabajaron para dignificar la calidad de las ilustraciones de los libros juveniles. Las láminas que acompañaban la edición de Los cuentos de Andersen (Fondo Editorial Credsa) son un buen ejemplo de su dedicación. Personajes emblemáticos de la literatura infantil como la Reina de las Nieves o la Sirenita aparecen en sus originales sin concesiones a la cursilería. Sus dibujos para los clásicos La gran ola, del premio Nobel Pearl S. Buck (fondo editorial Planeta), El Quijote de la Mancha (fondo editorial Credsa) o La flauta mágica (Fondo Carl Euberreuter) se encuentran entre sus obras maestras y muestran su dominio del oficio.

En las creaciones de Riera Rojas se percibe un gusto por el exotismo, sabiamente explotado. Encargos como los de la Editorial Molino para ilustrar las portadas de las aventuras de Salgari le permitieron dar rienda suelta a su imaginación. El ilustrador también fue un asiduo en las páginas de revistas infantiles como Mickey, que él poblaba de aventuras protagonizadas por cowboys y apaches.

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Cualquier soporte servía a Riera Rojas para plasmar su personalísimo talento. Diseños para cubiertas de discos, cartas de restaurantes, almanaques o anuncios le permitieron al principio de su trayectoria profesional ir perfeccionando su estilo. De aquellas primeras colaboraciones con el mundo de la publicidad destaca la adecuación entre la ilustración y el mensaje, según escribe en el libro Claret Serrahima. El anuncio para el pudin de la marca Yastà es bien representativo de la primera etapa del artista en la que también destacan anuncios para Pirelli o las motos Ossa. Con el tiempo, muy influido ya por la estética cinematográfica, se aproximaría a otros terrenos expresivos menos amables, como en su serie de portadas para la colección de novelas negras de la Editorial Noguer en la década de 1970. El libro también recoge sus trabajos pictóricos y sus incursiones en la escenografía y el vestuario para la obra El laberinto y la Centaura, del bailarín José de Udaeta.

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