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Reportaje:

A la caza de la ganga

Sólo algunas tiendas de lujo no bajan los precios, las demás se llenan de clientes motivados por descuentos de hasta el 50%

Lluís Pellicer

Ni Louis Vuitton ni Bel & Cía hacen rebajas. Los compradores que alguna vez fantasearon con ver un cartel que anunciase descuentos en los escaparates de estas tiendas ayer sufrieron una enorme decepción. "Vamos, aquí no hay rebajas", decía una mujer a su marido al ver que el traje del mostrador de Bel, en el barcelonés paseo de Gràcia, seguía costando 935 euros. En la tienda de complementos, los más incrédulos entraban para asegurarse de que no se trataba de un olvido del comercio. "No hay rebajas porque vendemos productos de lujo que no son de temporada", explicaba una dependienta.

El aspecto de estas tiendas no se correspondía con el que presentaban la mayoría de comercios del centro de Barcelona, que ayer se convirtieron en un hervidero de gente cargada de bolsas de diferentes tiendas de la zona. A las diez de la mañana todo estaba preparado. Apetitosos carteles que anunciaban rebajas de hasta el 50% se convertían en el objeto de la caza. Todos a por la ganga. Así que este año tampoco costó captar la fotografía de la aglomeración de gente ansiando que El Corte Inglés abriera sus puertas.

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En la planta de moda femenina, Araceli no estaba convencida de la cazadora que tenía en la mano. "Vengo a menudo y esta pieza no me suena de nada. La debían de tener en el almacén y hoy la han sacado. Hay que ir con mucho cuidado", advertía Araceli, que volverá a los almacenes "como mínimo cinco veces más" durante el periodo de rebajas. No todos tienen ganas de repetir la experiencia. Menos si ello se traduce en esperas de más de un cuarto de hora, el tiempo que Pedro calcula que lleva esperando ante los probadores del Pull & Bear de Portal de l'Àngel para ver si un pantalón es de su talla. Y si al final la pieza le convence, deberá hacer cola de nuevo para pagar detrás de 30 clientes.

Marc Abelló y Lorena Rodríguez tampoco pisarán una tienda en bastante tiempo. Se han fijado un presupuesto de 450 euros cada uno, superior a la media de 150 euros que afirma gastar el resto de compradores. Esta cantidad, si se sabe rentabilizar, permite llenar bien la mochila. Aunque pocos balines se podrán disparar si se sale de cacería por el norte del paseo de Gràcia.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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