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Reportaje:

La imagen del rebelde

Una pintora española crea el icono oficial del 125º aniversario de Zapata

Juan Jesús Aznárez

El retrato de Emiliano Zapata de la artista española Mónica Roibal parece haber logrado el anhelo del cineasta norteamericano Elia Kazán en ¡Viva Zapata! (1952): resucitar al revolucionario mexicano (1879-1919). "La ignorancia y el oscurantismo no han producido más que rebaños de esclavos para la tiranía", proclamó el rebelde de Morelos. Alzado al grito de ¡tierra y libertad!, cobró vida en la pintura de Roibal. Inédito en el nacionalista México, el cuadro de la gachupina (española) fue designado icono del 125º aniversario del natalicio del prócer porque transmite porte y principios. A partir de mañana, miércoles, figurará en las aulas de las escuelas públicas, según anunció la Secretaría de Educación.

Un lema de Carlos Fuentes acompaña el retrato que se colocará en las escuelas mexicanas

Una reflexión del escritor Carlos Fuentes acompaña el retrato de la conmemoración: "Mientras los pueblos luchen por gobernarse a sí mismo, Zapata vivirá". Medio siglo atrás, a caballo entre los escenarios de Broadway y los estudios de Hollywood, el genio Kazan pidió a Marlon Brando que encarnara al miliciano asesinado por traidores a la causa agrarista. Inspirada en un guión de John Steinbeck, la película no tuvo el éxito esperado porque ni Zapata ni los suyos parecían de verdad. "Era bastante buena, pero creo que Gadg [Kazan] cometió el error de no exigir a todos los integrantes del reparto que hablaran con acento mexicano", justificó Brando. "Yo imité un poco ese acento, aunque no del todo bien, y la mayoría de los demás actores hablaban el inglés corriente, lo cual resultaba artificioso".

La mirada de Roibal no quiso ser fugaz, ni extranjera, y se atrevió con los iconos patrios: con Zapata y con los héroes de la independencia de México, venerados en la alada columna de 45 metros erigida en el paseo de la Reforma. Fue inaugurada por el dictador Porfirio Díaz el 16 de septiembre de 1910, con motivo del centenario de la independencia de México, ex colonia española. Su cuadro El Angel de la Independencia apresó el simbolismo del monumento y figura en dos millones de tarjetas de teléfono móviles, las marquesinas de cientos de paradas de autobuses y la portada de The Observer, la publicación oficial de la última cumbre de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

"Desde luego, lo mejor del cuadro es que su autora no es mexicana, sino española, lo que habla de la universalidad del mensaje ético de Emiliano Zapata", escribió Federico Arreola, director del diario Milenio. "Su Zapata, por ejemplo, no tiene ojos, pero sí posee mirada: la que surge del mentón pensionado de quien inició una revolución que no ha concluido todavía". La pintora eligió al caudillo de Anenecuilco porque fue un hombre de principios, por su carga mítica y legendaria y porque su artero asesinato, no exento de un halo de romanticismo, truncó una revolución todavía pendiente. "Zapata tenía muy marcados los ideales. De ahí el título del cuadro: La revolución pendiente".

Mónica Roibal leyó mucho sobre el guerrillero y estudió "todas las fotos habidas y por haber". La pintora madura las ideas, arranca y no pierde el trazo. "Pienso y pienso y de repente me sucede que digo: '...ahí está, Zapata era así...". Roibal comenzó a crear a los 17 años con su padre y desde hace más de dos salta de Madrid a México, de México a Nueva York, de Nueva York a Cuba y de Cuba a Cuenca. La inmersión en la metrópoli latinoamericana fue a fondo, porque la captación de sus imaginarios y realidades así lo exigió. Casi todas las encontró en la calle. Una circulaba escrita en la carrocería de un destartalado coche, era casi un mandamiento, y condujo directamente hacia el alma de Zapata: "Aquí todavía se vale soñar".

Retrato de Emiliano Zapata realizado por Mónica Roibal (foto derecha).
Retrato de Emiliano Zapata realizado por Mónica Roibal (foto derecha).

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