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Entrevista:LEONOR WATLING | Actriz

"Lo estamos dejando todo demasiado en manos de los políticos"

Se acaba el rodaje de Inconscientes en Barcelona, y eso le entristece. "Me da mucha pena, la verdad. Me gustaría volver a empezar pasado mañana", confiesa mientras se toma un café con leche con sacarina en el bar de los estudios Ideal, donde se graban las últimas secuencias de la nueva comedia de Joaquín Oristrell. Y es que la interpretación es para Leonor Watling (Madrid, 1975) media vida. "Nunca estoy tan convencida de que lo mío es actuar como cuando no trabajo", asegura esta actriz, a la que el éxito le ha llegado pronto pero no se le ha subido a la cabeza. Por cómo habla parece una mujer responsable y reflexiva. También por su forma de comportarse. Se diría que nada de lo que sucede a su alrededor le es ajeno. Participó en las protestas por la guerra de Irak, milita en contra de las injusticias, abomina de la pasividad social y cree que "lo estamos dejando todo demasiado en manos de los políticos".

"Lo importante es que la gente se sienta concernida por todo lo que ocurre a su alrededor"
"Seguramente, me dedico a la interpretación porque no me compromete con nada en concreto"

Pregunta. ¿Qué tal ha ido el rodaje de Inconscientes?

Respuesta. Joaquín Oristrell es un director impresionante: le encantan los actores y, aunque el guión es muy bueno, le gusta probar cosas nuevas, de modo que el día a día ha sido muy divertido. Además, Luis Tosar [el protagonista masculino] y yo nos hemos entendido muy bien, trabajamos de un modo bastante parecido y nos hemos reído un montón.

P. El filme, según su director, es una comedia de época. Parece difícil de abordar.

R. La comedia siempre es más difícil que el drama. A Inés París y a Daniela Fejerman, las directoras de A mi madre le gustan las mujeres, les costó una barbaridad convencerme de que aceptara el primer papel cómico de mi carrera. No me atrevía. Sin embargo, el que una comedia sea de época lo hace todo más sencillo. Me veo en el espejo, con un vestido y un peinado de principios del siglo pasado, y me ayuda a distanciarme y a meterme antes en la piel del personaje.

P. Ha rodado con grandes directores: Pedro Almodóvar, Bigas Luna, Gerardo Vera, Isabel Coixet... Y, encima, la crítica y el público la han tratado fenomenal. ¿Se considera una privilegiada?

R. Bueno, es una sensación muy buena. Me digo: debo ir bien, pero también me asusta, porque temo que algún día se acabe. Lo cierto es que, por una parte, he tenido suerte y, por otra, mucha disponibilidad, lo que me ha permitido aprovechar las oportunidades que se me han presentado. De todas maneras, creo que la interpretación es un camino largo, largo, largo... No obstante, me da la impresión de que estoy en el buen camino, aunque lo ando con cuidado.

P. ¿Por qué eligió este oficio?

R. Leí el otro día la entrevista a Joan Manuel Serrat que publicó el suplemento dominical de EL PAÍS y me encantó que dijera que no se cree a quienes dicen que saben qué quieren ser de mayores desde muy pequeños. Yo, de niña, quería serlo todo. Y sigo igual. Por eso, seguramente, me dedico a la interpretación, porque no me compromete con nada en concreto. En el cine, un día soy periodista, otro día prostituta, o juez, o bailarina... Lo que puedo decir es que nunca estoy tan convencida de que lo mío es actuar como cuando no trabajo, porque lo echo de menos.

P. Y, además, canta.

R. Es que cantando también interpreto, aunque en mi caso es algo más personal, porque las letras de las canciones las escribimos Alejandro Pelayo y yo. La música, para mí, es como salir al patio del recreo: voy a jugar y no tengo la responsabilidad de defender una historia que pertenece a otras personas como en el cine.

P. ¿Qué piensa del cine español que se está haciendo?

R. Me siento muy orgullosa. Me gusta mucho. Los lunes al sol, Te doy mis ojos... Y también las comedias. Me encanta que haya películas españolas taquilleras. Lo que me molesta es que algunas veces seamos tan increíblemente crueles con nosotros mismos. Me refiero, por ejemplo, a las críticas que tuvo Días de fútbol. Me subleva que ese nivel de análisis no se haga con American pie 2, pongo por caso. Aquí, de repente, todo el mundo se vuelve muy analítico, muy racional... Pues yo, sinceramente, prefiero mil veces que funcione Días de fútbol a que lo haga cualquier comedia de Estados Unidos.

P. Y de la televisión española, ¿qué opina?

R. Me parece un medio muy maltratado, y no sé por qué. Me da rabia que sea así, ya que podría ser maravillosa. Me encantan los documentales y tener ocasión de poder ver películas mudas de Mary Pickford, o, yo qué sé, programas como Saturday night life... En cambio, aquí la televisión es sólo ruido. Como el hilo musical que ponen en los ascensores de los grandes almacenes. También me preocupa la cantidad de horas que la gente ve la televisión. Es una ventana abierta al mundo demasiado pequeña para que estemos tanto tiempo asomados a ella.

P. Usted se comprometió con la Plataforma de la Cultura Contra la Guerra y salió a la calle como millones de españoles para exigir que no estallara el conflicto en Irak. ¿Siente frustración al ver cómo están las cosas ahora?

R. Con la idea que me quedo es que aquello mereció la pena, y se demostró que todavía tenemos sangre en las venas. Lo importante es expresarse en libertad y saber que se tiene todo el derecho del mundo a hacerlo.

P. No siempre está tan claro. En el caso del cine, la última gala de los Goya, por ejemplo. Las críticas del Gobierno y del partido en el poder arreciaron.

R. Es verdad. Y ésa fue una reacción que me asustó. Sentí lo mismo cuando reaccionaron contra la Plataforma de la Cultura. Me aterroriza la intransigencia. Hay una frase de Fernando Savater que se me quedó clavada. Dice algo así como que algunos creen que lo que no es ilegal es obligatorio. Y es verdad. Es un buen resumen. No porque sea legal abortar te van a obligar a hacerlo; no porque sean legales las parejas de hecho estás obligado a no casarte... Lo importante es que cada uno haga lo que crea oportuno y, sobre todo, que deje que los demás también lo hagan.

P. ¿Cree que los intelectuales y los artistas deben ser críticos con el poder?

R. Sí, pero como cualquier ciudadano. Lo que sucede es que nosotros tenemos un espacio para hacerlo, y, en determinados momentos, uno se plantea por qué no usarlo. Sin embargo, tengo dudas. Yo no me fiaría sólo de un actor para fundamentar mis opiniones políticas.

P. Entonces...

R. Quiero decir que lo importante es que la gente se sienta concernida por todo lo que ocurre a su alrededor. Yo no soy una mujer maltratada, pero me afecta que las haya, y me manifiesto en contra de los malos tratos. ¿Es que a las manifestaciones a favor de los derechos de gays y lesbianas sólo van a poder ir gays y lesbianas? ¿Es que sólo se van a poder quejar por el desastre del Prestige los pescadores? No, lo que hay que hacer es expresarse libremente. No aletargarse. Lo estamos dejando todo demasiado en manos de los políticos.

P. Hábleme de sus proyectos.

R. Lo más inmediato es el disco de Marlango, que sale a finales de enero. Después, el estreno de Crónicas, que rodé en Ecuador con Sebastián Cordero, e Inconscientes.

La actriz Leonor Watling, en Barcelona.
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