Entre el aire y el mar
Juan Sáez vuelve a acercarse un poco más al mar. Recientemente nombrado presidente de Trasmediterránea, este hombretón de 56 años, afable donde los haya, acumula en su trayectoria profesional cargos siempre relacionados con el aire y el agua. Nacido en Guinea, de donde le expulsó un temprano paludismo, se crió tierra adentro, en Valladolid, pero no debieron de marcarle los cercanos campos de secano, porque se hizo ingeniero naval. Tampoco su tranquila apariencia le ha librado de bregar con los más enconados conflictos. Primero desde la presidencia de Astilleros Españoles, en plena reconversión industrial, y luego en la de Iberia y Aviaco, en la época más dura de la compañía, al borde de la quiebra y con los pilotos en pie de guerra. Distinta a las de Napoleón, en cuyas batallas Saéz se considera especialista, pero guerra.
Con Iberia, en donde en algún momento Sáez llegó a sentirse injustamente tratado y hasta dolido, cerró su etapa en la empresa pública. Dejó allí un plan de reconversión que incluía por primera vez en una empresa pública un recorte salarial, y con un acuerdo aprobado por la Unión Europea para inyectar 87.000 millones de las antiguas pesetas en la aerolínea. Se fue con la misma tranquilidad y aplomo que siempre demostró, y aterrizó en la empresa privada. Justo en la que antes le hacía la competencia, Air Europa, en la que ocupó el cargo de director general.
En el año 2000 llega a Acciona como vicepresidente y director general de servicios logísticos y aeropuertos. La compañía, que tiene el 60% de Trasmediterránea, le coloca ahora en la presidencia de la naviera, que compaginará con sus otras ocupaciones.
Casado y padre de tres hijas, el nuevo presidente de Trasmediterránea dice que su vida "es de lo más normal". Se relaja paseando cada noche, va en cuanto puede a conciertos y disfruta de una larga familia -tiene 11 hermanos-, a la que coloca por encima de todo. Dice que no tiene manías, pero que no tolera la falta de educación, y que le gusta "casi todo".
Su reto en Trasmediterránea es hacerla más eficaz y dotarla de tamaño no sólo como naviera, sino para que contribuya al negocio logístico de Acciona. Trasmediterránea aún tiene algún resabio de antigua empresa pública que Sáez pretende limar. Será a la vuelta de vacaciones, cuando regrese de Valladolid, donde pasa las fiestas con todos los suyos.
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